¿Alguna vez te has mordido la lengua por no decir un comentario absurdo? ¿Te han respondido "tutuplás" ante un chiste malo? ¿Todo lo que piensas tiene sentido en tu mente pero nadie parece entender cómo lo explicas? No te preocupes, es normal. Este blog está para todo lo que se te ocurre y no encaja en ninguna parte. Para todo lo que quieres decir... y nunca dices.

lunes, 15 de marzo de 2010

Anécdotas que dan rabia

Hoy es un día normal. He tenido uno de esos despertares normales por cortesía de mis padres. No sé si a vosotros os ha pasado alguna vez:
Mamá: Hija, ¡levántate! ¡Despieeeeerta! - corre hacia tu cama y de pronto te hace cosquillas. Nunca entenderé de dónde las madres sacan tanta vitalidad por las mañanas.
Liz: Aaauugggg.
Mamá: Venga, cariño, ¡arriba!
Liz: Mamá, ¡estoy durmieeeeeeendo! ¡Apaga esa luz cegadora! - es difícil entender esto si no has dormido en mi cama nunca (cosa normal si eres lector de mi blog). La cama está frente a la puerta y la ventana del cuarto de mis padres tiene cortinas blancas y está justo delante de mi puerta. Vivimos en un piso de esos jodidamente luminosos y la luz entra en mi cuarto y por consiguiente hacia mi cama como si de una aparición maravillosa se tratara. Fin de la explicación.
Mamá: Hoy te vienes con nosotros a mirar los muebles para el baño. ¡Así que vete espabilando!

La voz de quien sea, por las mañanas, me suele resultar muuuuy muy molesta. Excepto la de B* y la de Mina, que saben cómo despertarme.

Después de esto, me he adormilado otra vez y he tenido un sueño muy extraño. Quien me conozca sabrá que mi sueño recurrente es el de tener niños (sí, de pronto ¡pumba! Dos críos suelen ser, además). El caso es que el de hoy ha sido rarito, porque había un murciélago blanco con muy mala leche que me mordía en una mano. Yo intentaba lanzarlo por los aires y entonces él volvía y de pronto alguien lo convertía en una niña preciosa, rubia con ojos azules, pero malvada. Yo estaba segura de que la niña ocultaba algo (¡¡¡¡¡el Anticriiiiiiistoooooooooo!!!!!), pero aún así la sentaba en mis rodillas y la achuchaba y le daba todo mi amor de madre adoptiva que acaba de tener a su primera hija de un murciélago.

Y entonces algo volvió a despertarme, pero no sé si fue mi madre o el técnico que estaba arreglando el telefonillo. Así que nunca podré saber si la niña era malvada o no de verdad.

¿Qué más me ha dado rabia hoy?
Un kinki en el metro. Y por kinki entiendo el típico pintillas cutres, con voz de colgao y un morro por los suelos, encendiéndose un porro en el vestíbulo (sí, el vestíbulo) del metro. Con los guardias delante.

Qué mal está el mundo.

Faithza

3 comentarios:

Yadira dijo...

Porque toda madre adoptiva de hija de murciélago está claramente llena de amor maternal...(de hecho, dadas las circunstancias, no podría ser de otro modo)

Liz Harker-Lux dijo...

No sé qué habría sido de mí si no hubiera querido a esa niña... o fingido que la quería.

Anónimo dijo...

we're caught in a trap...

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