¿Alguna vez te has mordido la lengua por no decir un comentario absurdo? ¿Te han respondido "tutuplás" ante un chiste malo? ¿Todo lo que piensas tiene sentido en tu mente pero nadie parece entender cómo lo explicas? No te preocupes, es normal. Este blog está para todo lo que se te ocurre y no encaja en ninguna parte. Para todo lo que quieres decir... y nunca dices.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Perdidas entre Páginas

¡Hola!

Acabo de descubrir un blog gracias a la lista de blogs de Skila, que sigue La Mala desde hace algunos días (gracias :D). En uno de esos blogs se anunciaba el concurso de Perdidas entre Páginas, dedicado especialmente a literatura juvenil y romántica. Hice click en el banner y vi la entrada del concurso (muy interesante, ahora os hablo de él) y el por qué. Resulta que Perdidas entre Páginas está de aniversario, y los datos que han publicado son increíbles. Copio y pego:

"Hace un año que se abrió el blog y se publicó la primera entrada, en ese tiempo ha habido:
  • 309 entradas
  • 914 seguidores
  • 70.378 visitas"
Así que, como veis y como nos prohíben tan a menudo decir ciertos profesores (a los que seáis de mi clase y me leáis ;): "Las cifras hablan por sí solas".

El concurso que proponen es muy sencillo, basta con rellenar un formulario que encontraréis en la entrada a la que os lleva el primer banner de la derecha. ¡Y ya está! Bueno, es necesario tener un perfil en blogger para poder hacerse seguidor de Perdidas entre Páginas. Al margen de eso, sólo tenéis que decidir qué lote (¡o lotes!) de libros os gusta más.

En especial, creo que Perdidas entre Páginas puede ser uno de los nuevos fichajes bloggeros de Natashinka ^^



Nothing more to say, babies! Disfrutad, los que podáis, de las vacaciones. Y los que aún estéis de exámenes o trabajando, ¡ánimo! Sólo quedan unos días =)

lunes, 13 de diciembre de 2010

Change in the house of flies

Las cosas cambian. Pero siguen siendo claras, igual que el chocolate sigue siendo espeso. Así que llega el momento de abrir un nuevo capítulo, uno en el que cada personaje va a ser mirado bajo una increíble lupa que analice cada uno de sus movimientos.

Porque, como siempre me decís, tengo esa costumbre de buscarle el sentido a todo y de no dejarme llevar. Normal, por otro lado. Y me alegro bastante de que así sea, porque cuando me he dejado llevar me he llevado hostiones importantes.

De modo que... como diría Evi, a romper el suelo a taconazo limpio y a comerme el mundo.

Ea, a cascarla. Con suerte habrá algo nuevo y excitante pronto que me motive y me dé para escribir algo con el mínimo de calidad necesaria para publicarlo aquí o donde sea, porque estoy harta de este tipo de entradas.

Pero me quieroooooo...

jueves, 4 de noviembre de 2010

Seis meses

- ¿Sabes lo que haces cuando te enfadas? - dijiste, a punto de darle una calada a un cigarro del paquete que habíamos bajado a comprar. Esperé, expectante - ¡Escribes!

Casi podría jurar que me hiciste sonreír. Y fue una de las últimas veces que recuerdo haber estado completamente bien en estos seis meses.

Bueno, mejor dicho, cinco meses. Sí, cinco. Octubre tuvo un par de días fatídicos y una noche de la que no me atrevo a hablar. Pero, aunque quizá sea pronto para cantar victoria, lo cierto es que debajo del nivel al que llegué creo que no hay nada. Y ahora lo pienso fríamente y me doy cuenta de mi absurda pretensión de ser alguien para ti, cuando ¡qué cojones! Nadie debería intentar importarle a alguien. Eso es algo que sucede o no sucede, sin más. No soy quién para juzgar, pero tampoco para ser juzgada; precisamente por ello, he decidido ignorar todas las dudas que tengo acerca de esta situación. Sólo necesito tiempo y volver a ser yo. Esa yo que tú describiste un día, fuerte y con capacidad de aguante (por odiosa que pueda ser esta "cualidad" a veces). Esa yo que da saltitos cuando ve un conjunto de guantes y gorro rosas, como si tuviera ocho años.

Poco más queda por decir sobre octubre. Tras esa noche, llegó el pre concierto. Y el concierto, y el post concierto (momento en el que aún me encuentro). Parecerá una tontería, pero el día 14 de octubre ha marcado un antes y un después. O eso creo, por ahora. También llegó mi cumpleaños, y lo afirmo con orgullo. Yo me entiendo.

Llevé una tiara toda la noche. Neko me miró repetidas veces el escote y me dedicó una entrada en flog además de llamarme en pleno ajetreo matutino, con sobrinos incluídos. Bailamos en mitad de la zona del fondo del Oasis porque "en el pasillo no se nos veía bien", Iszita rompió un vaso y Violet se descojonó cuando yo saqué una pajita rosa de mi sujetador. Casi me caigo del taburete intentando acercarme a mi bebida. Lu le dijo al camarero de la Brújula que era mi cumpleaños y él me gritó "¡felicidades, princesa!". Juanma me mandó un correo con título preocupante en el que adjuntó una felicitación. Le di un beso a un tío porque le vi sacar Black Devil y me dio uno. El dj nos guardó los abrigos. Bailamos en la "barra". ¡Me atreví a decirle al camarero que se parecía a David Boreanaz! Y luego, con la luz, se me cayó el mito. Me encontré con Nin, una compañera de campamento, en el baño. Iszita se reencontró con su antiguo compañero de piso. Violet salió airosa de una situación potencialmente peligrosa en los baños de un local nuevo.

Y sobre el Apocalyptica... bueno, creo que le dedicaré una entrada aparte en algún momento =)

Así que sólo puedo dar las gracias. A todos, pero en especial a Violet (por el colgante, por los talleres, por ayudarme a inventar la salsa de queso azul, por los paseos por el retiro y por los cuatro fantásticos). Ya se lo he dicho varias veces en persona, pero creo que no sabe la importancia que ha tenido su dedicación. ¡Me siento cuidada! (L)

**************************************************************************

Ahora, por favor, necesito decir palabrotas para quitarme de la cabeza toda esta pastelosidad.
¡Hijos de puta infinitos!

Lilith

viernes, 1 de octubre de 2010

Alivio después de la sospecha

¡Adiós, Hitchcock! O, bueno, hasta más ver. No creo que tarden mucho en mandarnos un trabajo más sobre alguna secuencia de Hitchcock o alguna peli entera.

Pero por ahora, sólo puedo decir... ¡aaaaaaafú, qué descanso! Y diréis: ¿quieres decir algo más o desperdicias una entrada con esto? Pues sí, la desperdicio porque no puedo entrar en mi flog, donde metería una entrada tan corta y sin sentido como esta XD

Por si a alguien le apetece, ya sabéis que podéis comentar vuestras maravillosas andanzas con trabajos escolares/universitarios.

Besitos!

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Lo que sucedió con Violet Havok

Violet levantó sus pestañas artificiales. Sus rizos rojos estaban algo deshechos. Su rostro seguía igual, y el resto de porcelana que dejaba ver, también. Excepto un dedito pulgar algo desportillado, fruto de todo aquel trajín que se traía Natalie.

- ¿Has visto, Violet? Se ve el cielo.

La había paseado por aquellas calles infinidad de veces. Natalie solía recoger su pelito rubio en una coleta alta, y cuando no la veían sus padres salía a la calle con sus puntas de ballet. Las desgastaba así, y ellos nunca se enteraban. Era una forma estupenda de conseguir unas nuevas y, además, lucir las que ya tenía. Las que llevaba ese día eran rojas, tan rojas como los labios de Violet, repasados con carmín de verdad.

Natalie era asombrosa. Aunque la había sacado de la juguetería, donde se oían risas lejanas en todo momento, también le había dado a Violet una vida nueva. Una casa, un montón de cestitas con vestidos, una cómoda cuna y un carrito de hierro forjado y mimbre en el que la sacaba a pasear a diario.

Sólo tenía que dejar que Natalie la quisiera. Ella había querido a todas sus muñecas cuando había sido humana. Levantó todo lo que pudo los ojos y miró hacia donde la niña le indicaba, dejando ver aquella sonrisa desdentada ("¡Sólo en dos huecos!") que tanto la avergonzaba.

Era cierto. Desde aquella ventana de piedra, sin cristal y sin paredes ni techo cerca, se veía el cielo.




Para Violet Havok (otra vez).

Quienes no sepan de qué va esta historia, aquí os dejo los antecedentes:

http://ojosgrises-lux.blogspot.com/2009/11/violet.html



lunes, 20 de septiembre de 2010

I will blow my heart to pieces

Sometimes I think I was born backwards... you know, come out of my mum the wrong way. I hear words go past me backwards. The people I should love, I hate, and the people I hate... - Effy Stonem

Hoy tengo uno de esos días. Uno en los que te replanteas si lo que haces está bien, si tienes que hacerlo, si podría ser mejor simplemente dejar las cosas estar. Si te conviene más o te duele menos querer u odiar a alguien. Un día gris y moñas.

Me faltan horas de sueño y no me apetece dormir, quiero hablar y debo callarme. Intentar hablar empeoraría la situación. Así que aquí estoy, escuchando una y otra vez a Marilyn Manson decir que volará el corazón de alguien en pedazos y preguntándome por enésima vez cómo narices llegué a oír a este tipo que hace años me aterraba.

Entonces lo recuerdo y, una maldita vez más, me encojo de hombros. Yo no puedo hacer nada.

My pain's not ashamed to repeat itself...

viernes, 10 de septiembre de 2010

Asssúcar!

¿Cuántas veces hemos necesitado insulina mental para aguantar los nicks de increíblemente empalagosas treceañeras?

Desde luego, esa es una cuestión que me viene preocupando desde hace tiempo. Porque los 13 son, posiblemente, una de las peores cifras de la adolescencia. Se están instaurando las bases de quién va a ser la abeja reina de la clase, quiénes los margis y quiénes los pobres borregos que van de un lado para otro porque los margis les caen bien pero unirse a ellos sería estar en contra de las reinas, y eso es un riesgo demasiado grande para un borrego medio.

Una de esas formas que tiene la sociedad de treceañeros de igualarse es el nivel de empalague que le pongan a sus nicks/ estados de tuenti y facebook/ blogs / flogs /etc. Y lo dice una que cuando quiere se pone increíblemente pastelosa, especialmente escribiendo, pero ¡eh! que lo mío es ficción.

Sé que eso de meterse con los nicks ajenos parece muy fácil y que está muy visto, sobre todo en mí que me he quejado de ello tantas y tantas veces. Y cualquiera que vea mi subnick de messenger puede criticarme, pero debo dejar claro que las dos frases que tengo puestas surgieron en momentos concretos en conversaciones concretas (y por messenger, claro). Es decir, son más anecdóticas que otra cosa.

Aclarado esto, y para que veáis que no es paranoia mía, os transcribo tal cual un estado de Facebook (estado o algo así, vamos) que encontré por casualidad buscando a una amiga de la infancia. Por si os interesa, no la encontré :(

"T nEcEsItO eN mIs CrEpUsCuLoS mIs NoChEs Y mAñAnAs t NeCesItO eN Mis SusPiRoS MiS sOnRiSaS y MiS lAgRiMaS, t NeCeSiTo En CadA pAgUiNa D sTa HiStOrIa d AmOr!!"

1) Las mayúsculas combinadas con minúsculas NO son decorativas. Sólo llaman la atención y dificultan la lectura.

2) Deja de pasarte la puntuación por el forro.

3) Una vocal mayúscula NO sustituye una vocal que necesita una tilde, y por más que lo intentes, no va a ser así.

4) La RAE dice que la palabra "paguina" no existe.

5) Es evidente que si es una historia de amor le necesitas, así que deja de reiterarlo en todas las situaciones hipotéticas posibles.

Bien, espero que sigáis vivos después de leer la frasecita de la colega. Lo peor de esta situación es que no hay que tomarla a la ligera, no es simplemente una moda más, es que veo gente de 25 años que sigue teniendo este tipo de comentarios en cualquier parte. Desde luego, nos quejamos de que nos quiten puntos en los exámenes por faltas de ortografía y puntuación, pero si seguimos así, tal vez sea una medida demasiado blanda.

Ya hablaré algún día de las fotos retocadas con Photoscape sin criterio alguno (no es que retoques la luz y le añadas el típico efecto, sino que le pongas brillos a tus relojes, anillos, pulseras, gafas, pins y todo lo que emita luz para parecer un mafias o una divina, lo que empeora si encima pones los brillos de colores y pareces algo a medias entre Embrujadas y Jesucristo). Y, que conste, no estoy diciendo que mi criterio para retocar fotos sea bueno tampoco. Pero al menos yo no pongo "Sois mi vida" "TeE amoO" y cosas así.

Después de esta pequeña reflexión (o como queráis llamarlo XD), me aventuro a vaticinar que dentro de una década el 80% de los jóvenes de 20 a 30 años tendrá serios problemas para escribir correctamente.

Ay, qué bien se queda una después de despotricar a gusto sobre esas pequeñas cosas que la estomagan.

viernes, 3 de septiembre de 2010

La Mala is back


Hola, caracola!
Hola, pajarito sin cola!

Hola, cazador y sin pistola!

Hola, radiola!


Tras esta sarta de saludos maternales y abueliles, me dispongo a comentar por encima qué ha sido de mí este verano, por si a alguien le apetece saberlo. Y porque sí, qué narices.

Cosas que he hecho este verano:

- Salir de juerga y de desfase (que no es lo mismo). Bailar en tarimas y en fuentes. Emborracharme gratis en bares.
- Comprar cosas absurdas y sin sentido por el mero hecho de que eran adorables o de reina malvada (como, por ejemplo, el marco más hortera del mundo, que en cuanto lo vi tuve que comprármelo). Eso sí, son cosas que algún día tendrán utilidad aunque sea como atrezzo fotográfico, para esas fotos que siempre digo que haré.
- Paseado por Granada en busca de una maldita pizzería que al final resultó ser un timo. ¿A quién se le ocurre poner miles de aceitunas y trozos de piña en una pizza de queso sin avisar al cliente? Además, nos pusieron una tapa de esas... pasta con verdura, con olor a tomate frito (del amargo) a tres kilómetros, vamos, la típica tapa que te ponen cuando vas con padres. ¿Me explico?
- Escuchado a Marilyn Manson con regularidad, cosa que no esperaba XD Cualquiera que me conociera hace tres años sabe a lo que me refiero...
-Comido palomitas cual bestia parda. Pero claro, eso es porque he visto series como si me fuera la vida en ello...
- ¡Dormido en la playa! Tras las noches de desfase, lloviznando alguna vez y con la ropa de salir de fiesta. - Visto a la compañía de Cristina Hoyos en el Poema del Cante Jondo, en el Generalife. Fantástico (lo dice una no aficionada al flamenco) y muy recomendable. Si lleváis carnet joven la entrada está a mitad de precio ^^
- Aprendido cosas que en algún momento tenía que aprender.

Cosas que NO he hecho este verano:
- Trabajar. Estudiar. Escribir (como resultará evidente). Leer. Maldita sea, no he leído prácticamente nada. He tenido días de esos de "¡Venga, voy a leer un ratete!" Pero ¿conoces esa sensación de que te apetece hacer cualquier cosa antes? A mí me pasa a menudo desde hace tiempo. Y cuando me pasa, me duermo. Así he acabado, que me duermo sobre la mesa (delante del ordenador), en el sofá, en una silla, en el metro, en la playa (asustando a la señorita Buesa XDDD) y, lo más gracioso, ¡en cuestión de un par de minutos!

Bueeeno, después de este repasito a lo que ha sido un verano bastante aburrido (excepto por la semana de la playa, los cuatro días de fiestas en mi pueblo y Granada), invito a quien quiera a que cuente qué tal le ha ido. Sobre todo a vosotros, pequeños viajeros que os habéis recorrido EEUU de punta a punta, Irlanda o cualquier otro país lejano. ¡Y también a los que hayáis cometido locuras o absurdeces varias!

PD: Lo confieso, me llevé un dardo que había cogido en un bar durante una gresca. ¡Pero era un dardo amarillo fosforito! Lo necesitaba como recuerdo de las fiestas, claramente. También he parado a la gente para levantar con grandeza un palo de remover bebidas (rosa, fabuloso) y gritar... ¡GÜINGARDIUM LEVIOSA!

jueves, 2 de septiembre de 2010

Otoño/Invierno

Sé que llevo muuucho sin escribir y que tal vez no merezca la pena la entrada, pero debo dejar constancia de dos cosas antes de que parezca que lo digo "porque se lleva":

1) Siempre me han gustado los abrigos militares, las dobles botonaduras, las gorritas de "me voy a la mili" y los colores beige y azul marino. Y el verde militar, también, aunque el azul marino prima. Estoy un poco cansada de abrigos negros. No me compraré uno blanco por lo sucios que son, pero también amo el blanco/crudo!

2) Nunca entenderé cómo pasé de odiar los estampados a querer comprarme un jersey de corazones, ardillas (sí! ardillas!) o renos.

3) Botiiiiines! Quiero unos botines acordonados, bajitos y con poco tacón o ninguno. Para diario, vamos. Para cuando me canse de llevar siempre las botas militares (¿cuántas veces voy a escribir la palabra "militar" en lo que iba a ser una entrada de tres líneas?).

4) Botas rojas. También debería conseguir en alguna parte unas botas rojas. Y acordonadas. Me encanta acordonar.

5) Amo el azul marino. Mi madre era una mujer muuuuy sabia cuando intentaba ponerme azul marino de pequeña, pero nunca supe hacerle caso. Y ahora que le digo que me gusta, ¡me dice que es demasiado clásico para mí!

6) El rosa pálido (que no palo, aunque también), ese que es como rosa mezclado con color champagne, o beige; no sé cómo describirlo, pero ese rosa es fantástico.

7) ¿Alguien me deja cuidar a sus hijos/primos/sobrinos/vecinos por horas?

Fdo: No sé si escribe Liz, Elena o Irina. No hará falta que diga que Irina y yo nos vestimos igual, ¿no? ;P

Aaaah, qué gusto escribir aunque sea una chorrada.

jueves, 10 de junio de 2010

La mala abandona la película

El motivo de esta entrada es, principalmente, anunciar que La mala se cierra hasta nuevo aviso. Hace algún tiempo que no estoy de ánimo para escribir aquí, así que si a alguien le sigue interesando lo que cuenta una (loca) servidora, estoy en Ojos Grises. Chocolate de Colores,como sabréis los que me hayáis leído antes, está solo para ocasiones muy puntuales. También estaré en el flog, seguramente. No sé, según me dé.

Sin más que añadir, volveré cuando llegue el momento.

Elena

domingo, 30 de mayo de 2010

El retorno de Irina

¡Qué más! ¿Qué más me puede pasar hoy? Yo te diré qué más. Esto de morirse es como en las pelis. Me veo a mí misma, como creo que ya he dicho. Oh, mierda. Ya sé qué más puede pasar. Mi gato se ha acercado mucho a mi cadáver. Se está rascando la espalda contra mi pantorrilla y creo que no es lo único que piensa hacer.
- ¡Lucifer! – exclamo. Pero es un gatito pequeño, aún no sabe hacer caso. Por no mencionar que no puede oírme. Aún así, parece que gritarle desde mi nueva condición de muerta reconforta - ¡Lucifer, maldito gato negro del infierno!
Sí, parece obvio que hablo como un personaje sacado de alguna de las nuevas series americanas. ¿Veis? La cosa venía desde hace ya, mucho antes de morirme.
No creáis que morir es un trauma. No me preocupa en absoluto, si la cosa va a seguir así (imaginemos que no estoy arrinconada junto a la mesita del teléfono, balanceándome). Hombre, no me harán caso; pero podré entrar gratis en todas partes, viajar, ver lo que quiera y hacer miles de cosas peligrosas sin miedo a morir porque ya he muerto. Creo que haré una lista mental en algún momento con todas las cosas para las que morir resulta práctico. Intentar hacerla en papel sería un auténtico fracaso. ¡Eh! ¿Podré cruzar paredes?
- ¡Lucifer! – os dije que haría algo más, ¿no? Bien, pues se ha subido a mi abdomen (forma fina de decir tripa) y se ha hecho una bolita. No creo que los de CSI pudieran ya ser capaces de levantarlo de ahí sin que hubiera algún otro cadáver. Pero la culpa es mía, ¿a quién se le ocurre tener un gato negro y llamarlo Lucifer?
Entonces oigo que llaman al timbre. Llaman una, y otra, y otra vez. No sé quién puede ser, pero, ¡vaya! Parece que estoy indispuesta y no puedo abrir. Me pregunto por qué no se podrá cobrar el paro. Al fin y al cabo, me siento igual que cuando estaba viva. Excepto por lo de atravesar cosas y eso, pero nadie es perfecto.
Ahora que lo pienso, tampoco voy a tener que pagar la letra del piso, ni todas las cosas que estoy pagando a plazos. Me gusta la idea. El único problema es decírselo a mi madre sin que le dé un patatús, pero ya encontraré alguna forma. Voy a ver si puedo atravesar paredes.
Me levanto y voy (caminando pero flotando a la vez, me da un poco de vértigo) hacia la puerta del piso. Sin intentar abrir, salgo cruzando la puerta. Huy, esto es raro. Es una sensación un tanto molesta la de atravesar paredes, como si tuvieras miles de minibichitos por todo el cuerpo. Supongo que son moléculas que se mueven, o algo así. Como en el capítulo de Phineas y Ferb en el que crean un aparato separador de moléculas. Sí, exactamente como eso.
Imaginad a quién me encuentro.
Venga.
Imaginad.
Veeeeenga.
¿Alguna idea?
¿Eh, eh, eh?
¡Sí!
A Josh. Josh es el pseudo-diminutivo de Joshua. Lo llamo Josh porque Joshua me suena a Los Morancos y como que me tira un poco para atrás, pero tal vez ahora que es mi ex y no mi novio llamarle Joshua sea lo correcto. Por aquello de dejarlo un poco mal.
- ¡Joshua! Fuera de mi casa. Déjame morir con dignidad.
- ¿Irina?
Eh, tal vez me esté oyendo.
- ¿Joshua? – digo un poco más alto. Pero no, no reacciona.
Él saca de su bolsillo la llave de mi piso. La tiene desde hace unos meses, pero si hemos roto no sé qué hace entrando en mi casa con ella. Abre la puerta y pasa como si nada, así, sin más. Tiene la cara más larga que…
- He venido a devolverte la llave – ah, vale. ¡Todo cuadra ante mis ojos!
- Pues me alegro, chato. No me apetece que tengas acceso libre a mi casa ahora que ya no…
- ¡Irina! – grita de pronto. Acaba de descubrir mi cadáver. Seguro que está pensando en la perfección de mi piel blanquecina por el abrazo de la solemne muerte. En lo marcados que tengo los pómulos, la firmeza de mis rasgos, o algo así. Sé que le resultaba atractiva – Mierda, Lucifer, ¡aparta de ahí!
Esto no puede ser más humillante.
- A ver, ¿te importa dejarme descansar en paz? Dios, no llevo ni una hora muerta y ya me están dando por saco.
- Irina, ¿me oyes? – se ha agachado junto a mi cuerpo y me ha puesto la mano en el cuello.
- Claro que te oigo, imbécil. Pero me voy de aquí. No quiero ver cómo todo el mundo llega, me ve, se espanta, se viste de negro y va a velarme y cosas así. ¡Se me olvidó contarle a nadie mi idea de ser incinerada! Ahora todos los años alguien irá a visitar mi tumba y me hará levantarme de mi hamaca translúcida del Caribe para atender unas cuantas palabras de compasión. ¡Por qué no te habrás ido a Gandía aún!
Sin decir ni media, cojo la puerta y me voy. Bueno, todo esto en sentido figurado. Quería salir por la ventana pero tengo cierto vértigo y esto de ser un ente invisible no me hace pasar menos vergüenza a la hora de pegar grititos absurdos.

Adiós, querido…


lunes, 24 de mayo de 2010

La "chica blog"

Hace eones que no escribo y me está costando acordarme. Pero bueno, después de un finde un tanto surrealista y unos días curiosos, creo que he llegado a la conclusión de que tengo que describir a la "chica blog", como me llamó la señorita Irene ^^

- La chica blog es morena. Se pone faldas, le gustan las faldas, sufre con la mayoría de los calzados con los que todo el mundo va súper a gusto,puede ir (tirando a) gótica un día, y al día siguiente ir con pantalones de 40 cm de ancho, o llevar un rollo más "chic", como dicen algunas, y sentirse divina. ¡Y lo mejor es que le encanta hacerlo!

- La chica blog disfruta haciendo tonterías como reírse de muchas de las cosas que hacen las treceañeras de ahora, sabiendo que tiene suerte porque cuando ella tuvo 13 años nadie le ofreció un Tuenti para subir cursifotos con mensajes como "Sois mi vida" y "ooOs Quiieroo".

- La chica blog ama Peggy Sue's y los cafés irlandeses. Le encanta el Korrigan, especialmente (uno que hay en su pueblo) y odia que se le olvide ir a mirar si le ha tocado un viaje a Irlanda...

- La chica blog se ha dado cuenta de que las obras o redecoraciones hogariles se llevan mejor cuando eres pequeño que cuando creces. Sobre todo si pasas el último mes de curso (ese taaaan fabuloso) con toda la casa manga por hombro, sin tener (los primeros días) un baño disponible. Gracias a quienes le dejaron sus baños.

- La chica blog se llama de muchas maneras pero right here, right now, vamos a llamarla Liz porque lo otro es demasiado largo.

- Liz está preocupada por alguien a quien no quiere llamar por miedo a despertarlo/a de un sueño que probablemente le haya costado coger :(

- Liz echa de menos a Yaiza cuando deja de saber de ella durante más de 24 horas. Tiene cierta dependencia, lo reconoce.

- Liz no soporta determinados comportamientos al igual que comprende que ella misma a veces resulta insoportable. Le gustaría llegar a acuerdos, pero siempre le da miedo empeorar las cosas. Odia medir sus pasos y no poder correr cuando quiere, aunque sabemos que es tan vaga que ¿correr? Eso casi ni para cuando se le escapa el bus.

- Liz quiere multiplicar 10 euros por mucho en Las Vegas cuando vaya.

- Liz ooodia con todas sus fuerzas estar bloqueada cuando quiere escribir y sabe sobre qué. Le toca las narices, bastante. Pero es una mala racha, se le pasará.

- Liz intentará subir pronto otro capítulo de Irina.

- Liz quiere hacerse extensiones otra vez, pero hasta octubre por lo menos...

domingo, 9 de mayo de 2010

Sin título II

Me apetece soñar y dejar de lado, una vez más, las obligaciones. ¡Un batido de chocolate! ¡Una muñeca alegre! Dos manos que se entrelazan de camino al metro, gente que mira extrañada. Me gustaría tener el control del tiempo y poder retroceder cuando quisiera, hacer cosas, hacerlas mejor o simplemente no hacerlas.

En China el tiempo se mide por generaciones y estirpes. En el mundo occidental,todos lo medimos en años, días, fechas concretas.

Mi sueño de poder manejar el tiempo a mi antojo está pillado ya. Alguien lo soñó primero. Incluso se han escrito libros, películas, capítulos de Los Simpson… seguro que está registrado.Claro que siempre me queda la opción de soñar con conejitos de colores que lo invadan todo, o con ver el atardecer desde un parque junto al foso de un castillo, o con hacer urbanizaciones de iglúes. O cómo hacerle un foso (que no fosa, ¿eh?) común a varios iglúes en pleno polígono industrial. Pero no serviría de mucho puesto que los esquimales no viven en iglús.

Supongo que si cambio el sueño de manejar el tiempo a lo occidental por cambiar el tiempo a lo chino, tal vez lo consiga. Pero no creo que volver a otra generación sea lo que mejor me venga.

Si no encuentras un cómo, busca otro cómo. Y si tampoco lo encuentras, busca un porqué. Y después, otro cómo. Y si eso no funciona… chico, tienes un problema. A mí suele irme bien.

***

Esta entrada la escribí hace siglos y aún no la había publicado en ninguna parte. No dice nada en especial, realmente, ni pega mucho con el blog, pero ese último párrafo me ha hecho replantearme cosas. Espero que a alguien más le haya sido mínimamente útil.

domingo, 18 de abril de 2010

El día de Irina empeora (capítulo 2)

Y aquí estoy. Bajo la maldita lluvia de la que advierte el dicho “en abril, aguas mil”, con un paraguas que fácilmente llegará a doblarme la edad (lo robé vilmente del paragüero de mi abuela) y con demasiadas cosas en la cabeza como para querer irme a casa. Me apetece estar sola un rato. Pasear escuchando canciones de El diario Bridget Jones y que nadie me pregunte qué me pasa, porque no pienso responder. Antes de ir al kiosco a buscar mis revistas, voy a pasear un rato. Paso las canciones divertidas de Bridget porque creo que ahora mismo me vienen mejor las lentas.

Entonces, la veo. En un escaparate, en la misma calle que el kiosco. Hay una preciosa falda azul marino, de cintura y con algo de vuelo. Voy a la tienda derecha. Parece que la dependienta me va a atender como atendían a Julia Roberts en Pretty Woman, ¿tan mal aspecto llevo?

- Disculpa, ¿puedo ayudarte? – al menos no se le ha ocurrido tratarme de usted.
- QUIERO ESA FALDA – digo, con un tono mucho más exigente y alto de lo que pretendía. No, si encima quedaré yo como la borde.
- Es una 38. Creo que te valdrá, ¿quieres pasara a probártela?
- No, quiero pagarla e irme a mi casa a llorar porque mi novio me ha dejado antes de que pudiera dejarle yo a él.

La dependienta se queda perpleja. Parece que está a punto de decirme algo como “Tenemos unas blusas que combinan estupendamente con esa falda y vienen genial para casos como el tuyo. Ya sabes, consumismo compulsivo ocasional”.
- Eh… está bien, son quince euros. Puedes cambiarla si no te convence, no te preocupes.

¿Preocupada yo? ¿Acaso lo parezco? Ocúpate de quitarle la alarma a la maldita falda y de meterla en una bolsa.
Le dedico una breve (y falsa) sonrisa a la dependienta, que me tiende la bolsa con una mano mientras coge el dinero con la otra. Salgo de la tienda sin decir ni adiós y me compro las revistas en el kiosco, el helado en el chino y, ya de paso, cambio a las canciones alegres de Bridget.

Y lo que viene ahora no es para perdérselo. Lo contaré rapidito para quitarle dramatismo: llego a casa con los zapatos empapados, abro la puerta y ¡tachán! Empiezo a oír It’s raining men. No se me ocurre nada más genial que pegar pequeños brinquitos heidianos para cruzar el salón. Entonces sucede lo peor: me tuerzo un tobillo de mala manera, por no caer, me sujeto a una maldita lámpara de pie, las dos juntitas perdemos el equilibrio, noto un agudo dolor en la cabeza y…

Muero. Me veo desde fuera de mi cuerpo y veo a Lucifer acercarse a mi cadáver, despacio, como disfrutando el momento. Ya dije yo que alguien iba a morir hoy…

viernes, 16 de abril de 2010

Un mal día para Irina

Es como un dolor de muelas mental. ¿Nunca has tenido esa sensación? Un día te levantas y sabes que va a ser un mal día, sin más, y empiezas a ver cosas extrañas: tu gato se ha meado fuera de la arena, tu novio te deja por teléfono porque prefiere a una “madurita”, como él la llama, y tus vecinos llaman a tu casa porque llevan días sin oírte hacer ni un ruido y piensan que podrías, ¡oh, vaya!, haber muerto de algún modo absurdo (como es el caso de los resbalones junto a la mesa del salón). Claro que también podrías haber intentado cortarte las venas con un trozo de taza rota. Porque esa es otra. La taza quemaba al sacarla del microondas y la has lanzado malhumorada.

En fin, no es un buen día. Miro por la ventana de mi habitación y descubro la causa del primero de mis males de hoy: una excavadora. Una excavadora bajo MI ventana. Busco un reloj, un móvil o incluso el sol para saber qué puñetera hora es. Deben de ser las diez, maldita sea, era hora de levantarse pero no hacía falta que me lo dijeran así.

Oh, dioses.

Oh, oh. Alguien va a morir hoy.

¡¡Son las nueve menos cinco!! ¿Tú sabes el dolor de cabeza que tengo? Me acosté a las tres, joder. He dormido seis horas de mierda y me han despertado con una excavadora a las ocho y media. Voy a poner una queja. O una reclamación. ¡O lo que sea!

Bueno, esto no es del todo cierto. Llevo llorando desde las ocho y media (pensando que sería más tarde). Como he mencionado en las suposiciones de lo que te podría pasar en un mal día, mi novio, Josh (ahora aclararé lo de Josh), me ha dejado por teléfono. Se va a Cancún o a algún sitio así con su nueva novia y, sinceramente, me ha dolido. Ha herido mi orgullo profundamente. ¿Qué puede ser peor que llevar un mes intentando dejar a alguien y que sea él quien te deje a ti por una madurita (y seguramente, rica. Josh es así). Ah, espera, creo que no era a Cancún. Era a Gandía. No sé por qué lo he confundido, pero eso no lo hace menos patético. Incluso lo hace más.

Necesito una sesión intensiva de revistas femeninas, helado en tarrina y alguna peli facilona. Adiós a esa boda maravillosa que imaginaba con mi vestido blanco y negro de Maya Hansen, adiós a todas esas casas preciosas que acabaríamos comprando en algún momento de nuestras vidas (porque también tenía pensado que, por probabilidad, nos tocara el Euromillón), y adiós a ese crucero que teníamos pensado para este verano, o el siguiente… o el que fuera. Bueno, podría ser peor. Si juego, aún puede tocarme la lotería a mí.

Ah, por cierto, me llamo Irina.

****

Acabas de leer el prólogo de un relato que he empezado como quien no quiere la cosa. El título es provisional y se aceptan sugerencias. Espero que te haya gustado, que dejes tu opinión (tu opinión es importante) y que sigas leyéndolo (por ahora tengo un capitulillo más).


martes, 13 de abril de 2010

Este no es un post cualquiera

¡No! ¡No lo es! Me he dado cuenta de la cantidad de propósitos absurdos que tengo, y he decidido hacer un listado público con ellos para no poder evitarlos, por muy materialistas o raros que sean.
He aquí, pues, la lista de mis propósitos sin sentido, expuestos por orden aleatorio:

- Comprarme un coche rosa. Bueno, fucsia. Fucsia divino, de hecho, me gustaría comprarme un Ford Fiesta fucsia para poder llamarlo Triple F.

-Conseguir en algún tipo de stock/ página web un pintalabios Rouge Dior como el que lleva Mónica Bellucci en el anuncio (creo que debería hacer un post únicamente dedicado a las cosas que se me ocurren respecto a Mónica Bellucci: entrevistarla, robarle medio armario, aprender italiano para poder entrevistarla como una periodista pro, contratarla cuando sea directora de cine, darle grandes papeles en los guiones que algún día escribiré... vale, ya, ya paro).

- Tener una habitación dedicada exclusivamente a ropa y complementos (¡Oh, dioses, dioses, dioses! Esta es una de las más importantes).

- Tener una casa en la que pueda tener dicha habitación.

- Trabajar en Vogue /Cosmopolitan /Glamour /Elle, o alguna de esas. Aunque para ello creo que debería empezar a leerlas.

- Escribir y publicar novelas. Novelas de vampiros, of course (y nada que ver con Crepúsculo, no os ofendáis, pero es que no me va ese rollo), pero también novelas chic lit y a ser posible nuevos géneros que me empiecen a llamar la atención.

- Casarme en Las Vegas. Esta es otra de mis tareas más importantes. Porque, si te casas en Las Vegas sin planearlo con tu pareja es muy romántico y alocado, piénsalo: tener tan claro que estáis bien juntos como para casaros así, sin más, es genial. Y si te casas de cachondeo con un amigo, es una aventura. Tengo que informarme sobre qué validez tienen esos matrimonios... El viaje a Las Vegas también incluye un hotelazo con jacuzzi en la habitación y una Visa Oro con crédito disponible expresamente para fundirlo.

- Cruzar la frotera con Mexico (suponiendo que esté en Las Vegas, por lo tanto esto incluye robar un descapotable rojo, dormir en un motel de mala muerte, evitar a la policía...).

- Estudiar Criminología (es algo que haré en algún momento de mi vida, siempre lo he sabido).

- Tener un gato negro al que llamaré Lucifer, como el de la Cenicienta.

- Sacar a mi Cabrona interior, para lo cual necesito leerme el Manual de la Perfecta Cabrona, de Elisabeth Hilts. Hay otras yoes interiores que debería sacar, pero creo que para eso tendría que hacer otra lista.

- Entrevistar (por lo menos) a Josh Holloway (tenga la edad que tenga cuando le entreviste). Aaaay... *ojitos* Sería taaaaaan feliz...

- Hacerme amiga de Amy Lee (todos los famosos deberían tener un periodista amigo, ¿no? Aunque seguro que ella ya tiene alguno. Pero bueno, como diría mi abuela, mejor que sobre a que falte).

- Comprarme una isla (tengo que dedicarle un post al tema de la isla, también).

Bueeeno, pues estos son sólo algunos de mis propósitos tontos. ¿Tenéis alguno? Os invito como siempre a que me los contéis, me conozcáis o no. ¡Animaos, lectores en la sombra!

Liz

martes, 6 de abril de 2010

Piedras

Las vacaciones han sido un tanto curiosas.He tenido todo el tiempo del mundo para hacer miles de cosas y, como siempre, no me ha apetecido hacer nada. Yuju, viva la paradoja. Tener tiempo libre puede ser casi tan estresante como no tenerlo.

Aún así, creo que he vuelto distinta. He tenido alguna de esas típicas discusiones familiares en las que todos los adultos se te echan encima, y tú los intentas rebatir a todos. Pero también he tenido charlas con mis padres que no esperaba tener nunca, porque hay temas que nunca había mencionado con ellos. Y, sobre todo, nunca había dejado que me vieran llorar.

Creo que he resuelto el problema. Más bien, he llegado a la raíz. Imagina esa imagen (que no encuentro en Google ahora mismo) de un mono y un hombre, y el hombre tropieza con piedras una y otra vez y el mono logra esquivarlas a partir de la segunda. Vale, ahora convierte al hombre en mujer y ponle melena negra (desteñida) y con mechas azules. ¡Sí! ¡Es Liz!

No es sólo que tienda a cometer siempre el mismo error, es que siempre me doy cuenta. ¿Que esta vez podría haber hecho algo más? ¿Que no es lo de siempre? Tal vez, pero creo que no podría haber hecho nada mejor... lo cierto es que no sé hacerlo.

Y puede que si no me conoces y/o no sabes de qué estoy hablando, cierres este blog y santaspascuas. No te digo que no lo hagas, si no te gusta lo que lees, deja de leer.

Pero volvamos al caso, estabamos en eso de la mujer de mechas azules. Pues bien, la cuestión está en que esa mujer ha decidido pasar de caminos pedregosos por los que andar tropezando una y otra vez con piedras distintas en forma pero iguales en esencia (pongamos... no sé, ¿caliza? ¿mármol? Rocas sedimentarias o metamórficas, las que quieras, menos magmáticas). La mujer de las mechas azules ha decidido que lo suyo es la carretera, sabiendo que cuando camine un rato por el asfalto caliente le saldrán ampollas en los pies.

Conciencia: Liz, cariño, el camino fácil no es el correcto. Siempre hay que currárselo un poquito, y si no lo haces, al menos ponle un poco de ilusión al asunto.
Liz: ¡Ya se la pongo! ¿No ves que me he puesto las botas nuevas?
Conciencia: No seas terca, te saldrán ampollas. La carretera es lisa pero acumula calor y salen ampollas, te lo dijo el monitor del campamento hace siglos.

Liz piensa en sus pobres pies. En sus doloridos y tristes pies, que la llevan acompañando toda la vida por los caminos pedregosos, muy sabios ellos sabiendo que cuando tropiecen Liz pondrá las manos o se dará en la cara o en las rodillas, pero ellos quedarán intactos. Entonces Liz sonríe:
-Siempre puedo ponerme unas pocas tiritas con hidrocoloide.

Ah, la mujer de las mechas azules se siente bien. Muchas veces consigue ignorar el dolor hasta que éste se amortigua, sólo es cuestión de no dejar que salga... o curarlo cuando no quede más remedio. Pero esta vez es la definitiva. La mujer de las mechas azules piensa mantenerse alejada del camino de piedras un tiempo, y además lleva las tiritas, el Trombocid y el Afterbite (por si le pica un abejonejo) en la mochila.

Si vuelve a tropezar, es que es torpe cual tortuga patinando sobre hielo.

Faithza

sábado, 27 de marzo de 2010

Cuando quieres un dios griego

Menuda semana más friki llevo. No he escrito nada desde el domingo, y no porque no tuviera nada que contar, no. El miércoles quise hacer una entrada sobre todas esas veces que intentas ponerte a hacer un trabajo y no lo consigues... pero no cuajó, no me motivó lo suficiente. Así que me he dedicado a ocupar gran parte de mi tiempo libre haciendo algo que no imaginaba que haría nunca.

Antes de nada, sabed que voy a hablar de uno de esos miles de recuerdos de mi infancia que de vez en cuando suelto así a la ligera. Se llamaba Ares, y salía en Los viajes de Hércules y en Xena, la pricesa guerrera. No me parecen series grandiosas pero son dos de las muchas que veía (entre otras como Yo y el mundo, La familia crece, Las gemelas de Sweet Valley o todo lo que pusieran de las gemelas Olsen). Sin contar todas las que viera a mediodía, claro. Pero el caso es que ya desde que salió en Hércules, Ares me cautivó. Y ahí me tenías a mí, con ¿cuánto? ¿Siete u ocho años? Viendo Hércules al volver del cole y pensando que a ver si alguna vez ganaba Ares en vez de él. Porque Ares era un dios, Ares debía ganar alguna vez, aunque sólo fuera una. Además no era un dios cualquiera, era el dios de la guerra, y Hércules sólo era medio dios, así que sigue sin tener sentido, a día de hoy, quince años después de que empezara la serie, que Ares no consiguiera nunca sus objetivos. Pobre Ares.

Pero no era sólo que Ares tuviera ese encanto extraño (que supongo que lo tendría porque era el único malo, aparte de Hera, una diosa madurita con bastante estilo que tenía tendencia a cotillear desde las alturas con ojos de pavo real, o algo así), sino que además es que era guapo, condenadamente guapo. Cuando se me pasó la "fiebre" (véase bien el entrecomillado) de ver Hércules, empecé a ver Xena porque molaba mucho más. Y Xena ya me pilló un poco más mayor, supongo, la veía por las mañanas en La 2, como habréis hecho la mayoría de los de mi generación, así que no tratéis de ocultarlo ahora porque estéis dando cosas como Edición o porque seáis unos pro de las pelis de los últimos años ypenséis que en Xena los efectos eran cutrísimos y que además la serie era mala. Porque si lo analizas ahora, puede que tengas razón, pero es que Xena también tiene quince años y para su época los efectos tuvieron muy buena acogida. En fin, que me lío. Yo quería defender estan serie con uñas y dientes y en especial a mi querido Ares.

Como bien dijo la señorita Havok, tengo cierta predilección por los hombres barbudos. Y por barbudos no entendemos tíos a lo náufrago, ¿vale? Hay términos medios. La cosa es que he descubierto esta semana de dónde viene esa fijación mía. ¡De Ares! ¡Está claríiiiiisimo! Ares era moreno, de ojos marrones y con barba (y tenia una excelente forma física, hay que decirlo). Y a partir de Ares, casi todos los actores que me han parecido guapísimos han sido así, de ese estilo, por lo que he bautizado a esos rasgos físicos en conjunto como "rollo Ares" en una conversación telefónica con mi querida B*. Bueno, y al margen de eso, en general su cara era como de... de tío capullo, pero aunque fuera bastante capullo en general, quería mucho a Xena y a su manera trataba de hacer que ella lo viera (claro, si intentas que una mujer enloquezca y mate a su madre entre otras cosas, sólo para que se haga tu reina... tío, qué quieres que te diga, te pierden un poco las formas por muy divino que seas).

Supongo que a partir de Ares no sólo me dio por los tíos "rollo Ares", sino también por los personajes condenados, malos o no bien vistos por el resto de caracteres de una serie. Y de ahí sale también mi extraña idea de la redención de los malos (en ficción, siempre hablando de ficción, los malos del mundo real son mucho peores). Así que algún día os hablaré de Spike, Drusilla, Darla y Faith, cuatro personajes de Buffy, cazavampiros a los que les tengo también bastante cariño =)

Bueno, si alguien se pregunta qué es lo que finalmente he hecho esta semana, sólo diré que Ares sale en 31 capítulos de Xena... y que me faltan muy poquitos por (re)visionar.

Invito a quien quiera a comentar sobre esa-serie-que-ves-y-que-nadie-quieres-que-sepa-que-ves. ¡Sé que tú también tienes un pasado oscuro!

domingo, 21 de marzo de 2010

"Liz is out of reallity"

- Dijo la única persona con la que he hablado regularmente este puente.
Llevo sola en casa desde el viernes por la mañana, cuando mis padres se fueron al pueblo. Me despertaron ligeramente y me hablaron, como siempre, mientras yo seguía medio dormida. Así que lo más que recuerdo es a mi madre diciéndome "Nos vamos, cariño. Te dejo el pollo para un día, los canelones para otro..." Y también sé que me trajo un vaso de leche a la cama (detalle que mi madre siempre ha tenido desde que soy un mico, y que se agradece como nada. Puede intentar despertarme de 30 formas distintas, pero son sólo oler el colacao calentito ya me incorporo de golpe cual protagonista de telenovela en mitad de un sueño: "¡Ricardo Alberto José, estás acá!").

Y es que, para no haberme pasado nada en todo el finde, he descubierto unas cuantas cosas. Primero, que estar absolutamente sola es agradable cuando se trata de un dia, pero tres, sin hablar con nadie, resultan un tanto agobiantes. Entendiendo por "absolutamente sola", eso exactamente: no tengo ni animales siquiera, y no he salido a la calle excepto para comprar (y porque andaba escasa de pan de molde, un gran sustento cuando no quieres preparar... bueno, algo como un perrito caliente).

También he aprendido, viendo uno de los cinco capítulos que vi ayer de Being Erica, de que las relaciones cambian siempre, y de que no hay que impedirlo. Puedes hacer que sigan un cauce u otro, y con eso ya las estarás haciendo cambiar. Y si no les permites cambiar, mueren. Porque quién me iba a decir a mí que una relación de seis años con mis mejores amigas iba a cambiar tantísimo en tan poco tiempo, en cuestión de meses. En realidad me lo habían dicho unas cuantas personas, entre ellas mi madre y Spike. Supongo que la madurez implica los cambios de gustos en muchos aspectos, y si los cambios son muy bruscos las relaciones se rompen, porque son frágiles en el fondo. Porque dependen de nosotros. "La gente se va distanciando. Es algo que tendrás que asumir". Mi problema, como supongo que será el de muchas otras personas, es que no suelo encajar bien esos distanciamientos. O el orgullo me puede y poco a poco la brecha es mayor, o me hundo tan fácilmente que soy yo la que parece estar distinta. En fin, todo esto es una pequeña divagación mental, un caos en mi cabeza del que no quería hacer partícipe a nadie pero del que necesitaba dejar constancia en alguna parte.

Y también he hablado con mi abuela. Muy poco, porque mi abuela llama, pregunta uno a uno por los que puede preguntar de aquí, y decide que es suficiente (y cuelga casi, ¿eh?). No es que me haya dado cuenta de algo importantísimo con esto de hablar con mi abuela, pero creo que ella merece una mención.

Pero ¡eh! También he aprendido cosas de clase, como por ejemplo que no hay que comparar las sociedades disciplinarias con las de control, sino que hay que buscar armas que nos sirvan contra ambas. Y cosas sin sentido, como que un sandwich de nocilla (Hacendado) a las 8 de la mañana sienta estupendamente, y que lo mejor no es ni el msn, ni el teléfono ni la webcam, sino todo a la vez. Ah, y que dibujar con el touchpad, por si no estaba claro, es chungo. Al margen de esto, puedo decir que un "Lizbeth, anímate" tiene sus efectos aunque no se vean mucho.

Por último, diré algo que quien me conozca sabrá más que de sobra: Amy Lee con un piano es aún mas increíble cuando la escuchas de madrugada.

viernes, 19 de marzo de 2010

=)

Tras una intensa tarde entre galletitas saladas, Microsoft Word y fotos de navegadores web, creo que puedo decir que me alegro de no haber sido una ingeniera informática. No me malinterpretéis, no tengo nada en contra de los ingenieros informáticos. Es sólo que al ritmo que como cuando hago trabajos no cabría en mi silla en cosa de un mes si tuviera que hacer las cosas que les mandan a los ingenieros.

Pero todo esfuerzo tiene su recompensa. He visto dos capis de Being Erica y me siento feliz al haber recuperado el ritmo. He hablado de esta serie en algún sitio más, pero es que no me canso de hacerlo. Me parece una serie muy agradable (y la palabra es agradable exactamente). Me encanta su protagonista, que aunque comete muchos errores no suele faltar nunca a sus principios. Y se arrepiente mucho si lo hace, y precisamente de eso va la serie. Un buen día, Erica conoce al Dr. Tom, un terapeuta peculiar que la llevará a su propio pasado para enmendar determinados errores.Como ya he dicho en alguna ocasión, me encantaría tener una puerta al pasado. Sigo diciendo que Being Erica es una serie muy recomendable a pesar de que pueda parecer que su argumento está muy visto, no es complicada de seguir y no tiene su base en cuál será su próximo novio (aunque como en la gran mayoría de las series, siempre esperas que surja algo con alguien).

Os dejo la última frase del capítulo cuarto de la segunda temporada. Un buen capítulo con un taiwanés que quita el hipo, puede corroborarlo Miss Havok.

"Riesgos. Nuestra manera de verlos dice mucho de nosotros. Cada día, a cada momento, calculamos y evaluamos, debatimos y decidimos. Pero si lo pensamos bien, la verdad es que en cuestión de riesgos lo único que importa es tener claro cuándo nos conviene arriesgar."

Venga, no puedo ser la única a la que Erica le parece adorable.

jueves, 18 de marzo de 2010

Oda a un abrigo ruso

No todos los días experimenta una tantas emociones distintas. En menos de 24 horas he reído como una loca (muy bajito para que no se me oyera), he llorado en absoluto silencio, he querido matar a alguien, he sentido los nervios previos a casi perder un autobús para alcanzarlo finalmente, y he tenido una enorme sensacion de felicidad cuando al llegar a clase de Edición aún era de día. Soy una de esas personas cuyo humor mejora cuando lo hace el tiempo, qué le voy a hacer.

La primavera se acerca, pero antes tenemos que pasar ese período que mi madre, mi abuela y mi tía llaman "entretiempo", un período un tanto cansino si te gustan los climas más extremos, pero estupendo si prefieres sufrir un poquito para poder conjuntar una gran variedad de prendas que no van a quedar ocultas bajo un abrigo.

Aunque eso sí, mi maravilloso abrigo largo, apodado el ruso en mi casa (y que ya sé que no es mío, sino de mi hermana) me mira como diciendo: "Ya te quieres deshacer de mí. Pasa el mal tiempo y me olvidas". Pero ¿qué otro abrigo me ha dado a mí esa apariencia entre Trinity y una Mina Harker de nuestro tiempo? Debo estarle muy agradecida a ese abrigo. No sólo hace alta y delgada (y anchísima de hombros, eso también, que lleva hombreras) sino que da una apariencia bastante "distinguida". Ir en carnaval con una falda de tubo, un corsé. unas botas (atuendo normal para un finde cuando salgo) y llevar ese abrigo hace que no necesites disfraz. Te pintas como siempre, te remarcas un poco las ojeras (las mías son taaaaan naturales... y tan bonitas), te haces un par de heridas con pintalabios fijo en el cuello y te recoges el pelo en un moño. Et voilà! Una Mina actual.

Pues no sé a dónde quería llegar con este post. Todo el mundo ha salido hoy porque mañana es fiesta, pero yo estoy desganada y a la vez a gustísimo en mi casa, y pienso ponerme a probar algún programa de los que traía Digital Camera en enero, así que os dejo.

Si no retoco ninguna foto, por lo menos espero escribir algo decente esta noche. Deseadme suerte ;)

Being Liz

PD: B*, me parece fatal que no podamos echar la tarde mañana de compras con el dinero que no tengo. Fatal, ¿eh? Pero te quiero.

PD2: Pongo el nuevo banner de Ojos Grises, hecho con una fotografía de mi maquillaje :P y bastante retocado (con la colaboración de Miss Havok y Nanat en clase).


martes, 16 de marzo de 2010

maridosengoogle.com

- Esto sabe a verdura- dijo Liz -. Estoy segura de que la verdura sabe así.
- Buena aclaración - convino Mis Havok -. No sé, yo suelo mojar un poco la yema del dedo. Y digo "esto está dulce". Y me voy.

- Los calcetines traman algo - insistía Princesa Consuela -. Va en serio, los calcetines traman algo.
- ¿Qué estáis haciendo? - preguntó Nanat intentando dejar de pensar en calcetines.
- Buscamos un marido rico en Google :D - explicó Liz.
-Adiós - dijeron a la vez Princesa Consuela y Nanat. Y, cual internet de Enjuto, se fueron. Tras unas risas, Miss Havok y Liz siguieron buscando, porque en Google se encuentra todo. ¡Si no sale en Google, no existe!, dijo un día un profesor.

Quizá debieran buscar en Google si se avecina algún apocalipsis de calcetines (también llamado calpocalipsis). Quién sabe.

Tras la tarde con la convaleciente Miss Havok y dos noches escuchando la discograía de Cranberries, puedo decir tres cosas:
1-. Me exasperan sobremanera los trabajos absurdos.
2-. Debemos reivindicar la procrastinación (creo que se escribía así), al igual que hicimos el año pasado.
3-. Dolores O' Riordan va a ser mi nueva dark diva (aunque no es muy dark... pero no es una diva a lo Beyoncé tampoco, ¿no?)

Porque bueno, ya se sabe que cuanto más se intenta hacer algo menos se hace. Al menos eso nos sucede a las futuras almas errantes como yo (alma errante porque siempre me propondré llegar a algún sitio pero siempre habrá alguna nube que me parezca cómoda para descansar un ratito).

Y no sólo eso. Me encanta preocuparme por cosas que no me incumben y/o que no son necesarias y desatender las mías. No sé hasta qué punto eso es ser egoísta o no serlo, pero al final hago mis tareas cuando tengo que hacerlas (más o meeeenos...). Porque ¿de qué sirve no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy, si eso te va a impedir hacer lo que, por el motivo que sea, realmente no puedes hacer mañana? Véase: asistir a un concierto, ir a llevarle chuches a alguien, dar un paseo por el parque, rodar por una ladera, cosas así, de las que luego recuerdas con gusto. Si vas a pasar ocho horas con algo que no te guste, asegúrate de pasarlo bien tanto antes, como después.

Ay, cómo rulea la Dolores. Si a alguien le apetece ver las fotos que subí del concierto, que pase por mi flickr ;)

Amor/odio con el pelirrojo

Después del incidente de ayer en el metro, debo decir que hoy he visto algo que me ha llamado mucho la atención. Estaba en una de las paradas esperando a que las puertas se cerraran y el tren reanudara su marcha, mirando hacia Claire (el libro que me ha dejado la señorita Nanat). Pero como afortunadamente existe la visión periférica o como quiera que se llame, he visto que algo muy brillante y muy naranja pasaba por delante de mí.

Levanto la cabeza y veo la melena pelirroja más bonita que he visto nunca en persona (Simone Simmons no cuenta, obviamente). Mira que yo al pelirrojo, entendiendo por pelirrojo el anaranjado clásico, siempre le he tenido bastante tirria. No porque no me guste sino porque mi pelo siempre acaba teniendo pequeños destellos cobrizos bajo el sol (y bajo la luz de mi cuarto de baño, de la que siempre me he fiado), por mucho que me tiña de negro azulado, negro violín o negro a secas. En fin, el caso es que según he visto esa melenaza he pensado "Oh, dioses" y he deseado teñirme. Pero sé que el pelirrojo o cualquiera de sus variantes (aunque sea rojo profundo fuego y tal y cual y pascual) no es para mí, porque cuando cualquiera me dice "No te tiñas de negro o no te podrás deshacer de él nunca", sé que en realidad quiere decir "Huye del cobrizo y sus derivados". Desde la primera vez que me teñí (pelirrojo, vale, fue un error mío), el pelirrojo me persigue.

Dirás que a dónde quería llegar con todo esto. Lo cierto es que tan sólo me pregunto:
a) ¿Cómo consigue esa chica tener un pelazo así? Y mira que mi pelo es uno de mis pequeños orgullos (¡viva el ego!), pero no sé, el suyo era como más... más de todo.
b) ¿Por qué nunca la había visto antes, si va a mi universidad? Me habría fijado en una melena como esa aunque estuviera en pleno apogeo de mi época antirrojizos.
c) ¿Se habrá sentido acosada? (He de explicarme. Cuando algo me llama la atención, como todo el mundo, lo miro. El problema es que eso puede parecer acoso cuando vas en el metro y levantas la vista de tu libro unas diez veces para mirar el pelo de alguien que ¿hola? No sabe que lo que miras es precisamente su pelo)
d) ¿Debo teñirme de pelirrojo, cobrizo, rojo intenso o como quieras llamarlo, sabiendo que he sacado de mi hermana esa absurda tendencia a no perder el pelirrojo en mucho tiempo, pero sabiendo también que sería una gran forma de mantener un color sin necesidad de teñirme con mucha regularidad? (Lo sé, esta pregunta es demasiado larga)

En fin, tras esto, debo hacer un llamamiento a la pelirroja del metro. Necesito enterarme de cómo mantiene esa cabellera sin perecer en el intento. Porque además tenía el pelo súper bien arreglado, o eso me ha parecido. Liso con ondas, y recogido en la parte del flequillo hacia atrás.

Ay, podría pasar tantas horas hablando de nimiedades como ésta...

Liz

PD: Esto no tiene nada que ver con lo de la pelirroja. Pero tengo que decirlo. ¡Hoy me han quedado los ojos divinos! Hasta les he hecho fotos. Y cuando he llegado a clase Nanat me ha dicho "Me encantan tus ojos". Y ahora lo acaba de repetir, así que supongo que no es cosa mía. Ay, cómo me suben el ego estas cosas.

lunes, 15 de marzo de 2010

Anécdotas que dan rabia

Hoy es un día normal. He tenido uno de esos despertares normales por cortesía de mis padres. No sé si a vosotros os ha pasado alguna vez:
Mamá: Hija, ¡levántate! ¡Despieeeeerta! - corre hacia tu cama y de pronto te hace cosquillas. Nunca entenderé de dónde las madres sacan tanta vitalidad por las mañanas.
Liz: Aaauugggg.
Mamá: Venga, cariño, ¡arriba!
Liz: Mamá, ¡estoy durmieeeeeeendo! ¡Apaga esa luz cegadora! - es difícil entender esto si no has dormido en mi cama nunca (cosa normal si eres lector de mi blog). La cama está frente a la puerta y la ventana del cuarto de mis padres tiene cortinas blancas y está justo delante de mi puerta. Vivimos en un piso de esos jodidamente luminosos y la luz entra en mi cuarto y por consiguiente hacia mi cama como si de una aparición maravillosa se tratara. Fin de la explicación.
Mamá: Hoy te vienes con nosotros a mirar los muebles para el baño. ¡Así que vete espabilando!

La voz de quien sea, por las mañanas, me suele resultar muuuuy muy molesta. Excepto la de B* y la de Mina, que saben cómo despertarme.

Después de esto, me he adormilado otra vez y he tenido un sueño muy extraño. Quien me conozca sabrá que mi sueño recurrente es el de tener niños (sí, de pronto ¡pumba! Dos críos suelen ser, además). El caso es que el de hoy ha sido rarito, porque había un murciélago blanco con muy mala leche que me mordía en una mano. Yo intentaba lanzarlo por los aires y entonces él volvía y de pronto alguien lo convertía en una niña preciosa, rubia con ojos azules, pero malvada. Yo estaba segura de que la niña ocultaba algo (¡¡¡¡¡el Anticriiiiiiistoooooooooo!!!!!), pero aún así la sentaba en mis rodillas y la achuchaba y le daba todo mi amor de madre adoptiva que acaba de tener a su primera hija de un murciélago.

Y entonces algo volvió a despertarme, pero no sé si fue mi madre o el técnico que estaba arreglando el telefonillo. Así que nunca podré saber si la niña era malvada o no de verdad.

¿Qué más me ha dado rabia hoy?
Un kinki en el metro. Y por kinki entiendo el típico pintillas cutres, con voz de colgao y un morro por los suelos, encendiéndose un porro en el vestíbulo (sí, el vestíbulo) del metro. Con los guardias delante.

Qué mal está el mundo.

Faithza

domingo, 14 de marzo de 2010

¿Por qué "la mala"?

¡Cibersaludos!

En primer lugar, me presento. Me llamo Liz y me podéis encontrar en distintos sitios que ya veréis en mi lista de enlaces (tengo que hacerme publicidad). Tengo más nombres, véanse:


-Faithza (mi primer nick con trascendencia, lo uso cuando estoy seria). De Faithza, Faithzy y Faith.
-Devil's little sister (si odio al mundo).
-Lilith (para algunas personas, rollo confianza y tal).
-L* (sólo para B*).
-Amore/cosa/petarda (para las niñas).
-Downtown Girl (recién estrenado apodo *.*)
-E... (el nombre que mis padres me dieron, nombre que no utilizo en la red).

En lo que llevo de vida (soy joven, sí) he sido más cosas, pero ahora mismo sólo recuerdo las que no vienen a cuento.

Tras esto, procedo a explicar quién es la mala. La mala es ese personajillo que existía en muchas películas Disney (y no Disney) y que a todos nos solía caer mal. Este blog se llama "La mala de la película" en honor a esos personajes. Si os fijáis, la mayoría de las veces las princesas eran rubias, buenecitas y prácticamente tontas (lo que no quita que yo las quiera igual, ojo). Pero ¿qué hay de la mala? ¿Qué buscaba Lady Tremaine si no era una buena posición para sus hijas antes que para su hijastra? ¿Acaso no hemos buscado todos alguna vez ser atractivos como la madrastra de Blancanieves? ¿Es que nadie entiende que es normal que a Campanilla se la coman los celos cuando ve a Wendy? Y lo más intrigante: ¿quién le puso los cuernos a Maléfica para amargarla de por vida?

Todas esas malas tienen sus principios y sus objetivos tan claros como las princesas (a las que sigo querieeeeendo, sí). El problema era que por defenderlos solían pasarse (lo de la manzana estuvo mal, lo del huso de la rueca también estuvo mal, y romperle el vestido a Cenicienta fue un delito mayor).

Al margen de este pequeño homenaje, debo explicar a cuento de qué viene este blog. Aquí voy a contar o mencionar de pasada (según me dé) todo aquello que me crispe, me guste, me parezca raro o me dé igual. Y dicho esto, os dejo por hoy, creo. Tal vez vuelva en un rato.