¿Alguna vez te has mordido la lengua por no decir un comentario absurdo? ¿Te han respondido "tutuplás" ante un chiste malo? ¿Todo lo que piensas tiene sentido en tu mente pero nadie parece entender cómo lo explicas? No te preocupes, es normal. Este blog está para todo lo que se te ocurre y no encaja en ninguna parte. Para todo lo que quieres decir... y nunca dices.

martes, 16 de marzo de 2010

Amor/odio con el pelirrojo

Después del incidente de ayer en el metro, debo decir que hoy he visto algo que me ha llamado mucho la atención. Estaba en una de las paradas esperando a que las puertas se cerraran y el tren reanudara su marcha, mirando hacia Claire (el libro que me ha dejado la señorita Nanat). Pero como afortunadamente existe la visión periférica o como quiera que se llame, he visto que algo muy brillante y muy naranja pasaba por delante de mí.

Levanto la cabeza y veo la melena pelirroja más bonita que he visto nunca en persona (Simone Simmons no cuenta, obviamente). Mira que yo al pelirrojo, entendiendo por pelirrojo el anaranjado clásico, siempre le he tenido bastante tirria. No porque no me guste sino porque mi pelo siempre acaba teniendo pequeños destellos cobrizos bajo el sol (y bajo la luz de mi cuarto de baño, de la que siempre me he fiado), por mucho que me tiña de negro azulado, negro violín o negro a secas. En fin, el caso es que según he visto esa melenaza he pensado "Oh, dioses" y he deseado teñirme. Pero sé que el pelirrojo o cualquiera de sus variantes (aunque sea rojo profundo fuego y tal y cual y pascual) no es para mí, porque cuando cualquiera me dice "No te tiñas de negro o no te podrás deshacer de él nunca", sé que en realidad quiere decir "Huye del cobrizo y sus derivados". Desde la primera vez que me teñí (pelirrojo, vale, fue un error mío), el pelirrojo me persigue.

Dirás que a dónde quería llegar con todo esto. Lo cierto es que tan sólo me pregunto:
a) ¿Cómo consigue esa chica tener un pelazo así? Y mira que mi pelo es uno de mis pequeños orgullos (¡viva el ego!), pero no sé, el suyo era como más... más de todo.
b) ¿Por qué nunca la había visto antes, si va a mi universidad? Me habría fijado en una melena como esa aunque estuviera en pleno apogeo de mi época antirrojizos.
c) ¿Se habrá sentido acosada? (He de explicarme. Cuando algo me llama la atención, como todo el mundo, lo miro. El problema es que eso puede parecer acoso cuando vas en el metro y levantas la vista de tu libro unas diez veces para mirar el pelo de alguien que ¿hola? No sabe que lo que miras es precisamente su pelo)
d) ¿Debo teñirme de pelirrojo, cobrizo, rojo intenso o como quieras llamarlo, sabiendo que he sacado de mi hermana esa absurda tendencia a no perder el pelirrojo en mucho tiempo, pero sabiendo también que sería una gran forma de mantener un color sin necesidad de teñirme con mucha regularidad? (Lo sé, esta pregunta es demasiado larga)

En fin, tras esto, debo hacer un llamamiento a la pelirroja del metro. Necesito enterarme de cómo mantiene esa cabellera sin perecer en el intento. Porque además tenía el pelo súper bien arreglado, o eso me ha parecido. Liso con ondas, y recogido en la parte del flequillo hacia atrás.

Ay, podría pasar tantas horas hablando de nimiedades como ésta...

Liz

PD: Esto no tiene nada que ver con lo de la pelirroja. Pero tengo que decirlo. ¡Hoy me han quedado los ojos divinos! Hasta les he hecho fotos. Y cuando he llegado a clase Nanat me ha dicho "Me encantan tus ojos". Y ahora lo acaba de repetir, así que supongo que no es cosa mía. Ay, cómo me suben el ego estas cosas.

3 comentarios:

Irene Buesa dijo...

Me río tanto contigo...
Vivan los pelos bonitos y con cuerpo!

Liz Harker-Lux dijo...

Vivan!! Son tan divinos *.*

Anónimo dijo...

Lo peor de todo es hacerte unas fotos y ver que el pelo se va volviendo rojo y rojo y mas rojo, y tu madre te lo confirma, cuando siempre lo nego .... hasta hace unos dias: Nani, se te esta poniendo rojo el pelo hija.

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