¿Alguna vez te has mordido la lengua por no decir un comentario absurdo? ¿Te han respondido "tutuplás" ante un chiste malo? ¿Todo lo que piensas tiene sentido en tu mente pero nadie parece entender cómo lo explicas? No te preocupes, es normal. Este blog está para todo lo que se te ocurre y no encaja en ninguna parte. Para todo lo que quieres decir... y nunca dices.

viernes, 28 de enero de 2011

Sobre la pérdida de la virginidad taconil y otros temas preocupantes

¿Alguna vez te has parado a pensar en cuándo te has hecho mayor?
Porque tiene que haber un momento en el que dices: "Joder, me he hecho mayor". Más que un momento, es una sucesión de pequeños acontecimientos que realmente tienen muy poca importancia, sobre todo si son aislados. Me explico:

- Con catorce años me puse por primera vez en mi vida tacones. Creo que andaba como una jirafa con zancos (además, ya era alta sin ellos). Eran unas botas altas que ahora jamás me compraría. Eran muy buenas y más tarde descubrí que muy cómodas, pero ¡dioses! La primera vez... perder la virginidad taconil es doloroso, os lo aseguro a los que nunca hayáis llevado tacones. Muy doloroso, incluso puede haber sangre de por medio. Y en mi caso, la hubo. Iba siempre en deportivas anchas (o bien esas horteras que tenían dibujos de llamas a los lados, o bien las DC blancas y negras, aún conservo ambos pares) y ponerme aquellas botas de tacón fue un suplicio. Además fui muy lista y me las puse para ir andando por carretera a un centro comercial que, dependiendo del paso, estaba a 30-40 minutos andando de mi casa. Lo gracioso es que el tacón de esas botas era cuadrado (de los más cómodos que hay) y de tan sólo ¡cuatro centímetros! En septiembre del año pasado hubo un día que me fui a dormir a casa de B* y ahí estuve, de 7 de la tarde hasta las 7 de la mañana andando y de fiesta con unos tacones finústicos y de casi 10 cm. Ya me los pongo con la misma facilidad que las bragas, aún a riesgo de sonar vulgar.

- El euro del autobús. Cuando tu paga semanal es de 2 euros, tienes un serio problema si un día quieres escaparte por ahí con tus amigas. Pero claro, nosotras no lo hacíamos. Éramos muy buenas y siempre que íbamos a algún sitio lejano pedíamos permiso. Aunque me daban más dinero los findes que hacíamos "algo distinto", el euro del autobús al centro comercial trastocaba tanto mi economía que siempre iba andando (sí, esos 30-40 minutos que he mencionado antes). En invierno con pantalones anchos y lloviendo no es una buena inversión hacer eso, la verdad. Pero ahí estábamos nosotras como unas campeonas yendo andando. ¡Ah! También he de decir que el autobús pasa una vez cada hora los fines de semana y esperarlo era casi peor que ir andando. Ahora ya no sufro de piernas doloridas por ir andando a todas partes. Ahora... ¡tengo abono! Y carnet de conducir, pero mucho miedo a aparcar y a las situaciones tensas al volante y se me ha pasado el año de L sin coger el coche más de dos o tres veces. Pero ¡eh! Una de esas lo cogí por Despeñaperros.

- Ahora engordo. Engordo con muchísima facilidad. Y diréis: anda muchacha, ¡que eres joven! Lo soy, lo soy. Pero eso de llevar desde primero de Bachillerato sin hacer un maldito ejercicio me ha dejado... Digamos que he pasado de ser una mujer diávolo a ser una mujer campana en poco tiempo. También influye lo de ir en bus siempre y tener que comer fuera. Y beber, especialmente estos últimos meses en los que todas mis (pocas) borracheras han sido con bebidas rebajadas con Granadina, que es azúcar puro con colorante.

- Los propósitos de Año Nuevo. Antes tenía propósitos: escribir más, leer más aún, aprobar Matemáticas a la primera. Contestar mal cuando me contesten mal (mis últimos años en el instituto no fueron agradables...). Ahora no tengo propósitos, y si los tuviera que tener serían: escribir, leer, buscar un trabajo (atractivo y resultón XD) y recuperar la soltura hablando inglés y francés. Estoy oxidadísima.

- Mi opinión respecto a los treintañeros. Debo decir que siempre, y siempre es siempre, me han gustado los hombres mayores que yo. Bastante mayores, la verdad (frase estrella de mi amiga Kris: "¡Tía, es que te gustan los viejos!"). Creo que siempre he tenido en la cabeza que los tíos cuando más potentes están es entre los 20 y los 40, y probablemente esa idea me ronda en la cabeza desde que era cría. Ya sé que no es una franja muy bien definida, pero tengo numerosas pruebas de ello, pruebas humanas cuyos nombres no puedo dar. Pero el caso es que con esos tiernos 14-15 años no te podías plantear liarte con un hombre de 35. En primer lugar, porque por mucho respeto que hubiera por parte de él, todo el mundo lo miraría como a un pervertido. Es curioso, porque si ese caso se diera probablemente la más descontrolada serías tú, la adolescente alocada y todo ese rollo. El problema estaría (uno de los que veo yo, vamos, pero hay opiniones para todo) es que con 14 años es muy difícil plantarte delante de tu novio de 34 y decirle que espere para hacer cosas de adultos. Suponiendo que él esperara, ¿vas a tenerle al pobre toooodo el tiempo que tú necesitas para hacer esas cosas? ¿Y todo el que necesitas para que él no tenga problemas legales? Muy chungo, muy chungo todo.

Aunque sólo tengo 20 años, si se diera la situación sí que me lo plantearía y dejaría que la avanzara por sí misma. Me enorgullece decir que tengo una compi de clase que está en este caso :D La diferencia de edad no tiene por qué ser un problema si sabes cómo llevarla. Bueno, no me he visto en la situación, pero a ella parece que le va bien :) Aunque, ahora que lo pienso, puede decirse que estoy en un punto aceptablemente estable en algo con alguien y no creo que sea momento de que lleguen treintañeros con los que plantearse nada XDDD

- Las escenas de sexo cuando ves una peli con adultos. ¿Tú nunca hacías como si no te interesara nada? Cuando, en realidad, tenías unas ganas de mirar a la pantalla que no te lo creías ni tú, o por lo menos de mirar con naturalidad y sin tener que ocultar el hecho de que sabías qué pasaba. Una de mis amigas se miraba los filos de las camisetas en busca de hilos sueltos para hacerse la despistada. Yo me miraba las uñas con preocupación, como si hubiera alguna forma de morderlas mejor o algo así. Ahora que no tengo ese problema, me asusta un poco pensar en cuando vea pelis con mis sobris y se dé el caso.

- Mi poco aguante en estado de vigilia. Me duermo en todas partes: en el metro, en la mesa, en la bañera, en el sofá, en la biblioteca, con gente, sin gente, con ruido, sin ruido, con música o sin música. Tengo la teoría de que estoy recuperando el sueño que perdí en bachillerato, cuando me acostaba a las 3 y me levantaba a las 7 y media y no dormía siestas (locuras que sólo se hacen por amores platónicos).

- En general, y esto sí que es precupante, la pérdida progresiva de las ganas de hacer cosas cuando se supone que estoy en el momento de mi vida en el que ¡oh, dioses, tengo tantas cosas que hacer y que aprender! Me abruma todo. Es triste, pero cierto. Siempre he ido por temporadas en las que me centro mucho en una cosa y, de pronto, algo llega y lo sustituye. Algo irrumpe en mi tiempo de la misma manera que lo anterior y con su misma fuerza o incluso mayor. El problema es que no dura lo suficiente como para que me den ganas de hacer cosas por ello. Espero que esta vez la cosa mejore.

- Reconocer problemas (pasajeros y absurdos, muchas veces) que he vivido en personas más jóvenes que yo. Evidentemente son cosas que suelen tener soluciones sencillas, pero que sólo ves cuando aprendes a tomarte las cosas menos a la tremenda. En este sentido, creo que lo que me ha hecho madurar, sin lugar a dudas, es la universidad y las personas que he conocido en ella. He aprendido a tomarme casi todo con una ligereza impresionante. ¿No me da tiempo a entregar algo? Habrá otra oportunidad. ¿Alguien se cabrea por motivos que no comprendo? Es problema suyo. ¿Quieres ayudar y no te dejan? Preocúpate menos, o incluso asume que hay muchos casos en los que no vas a poder hacer nada porque, en primer lugar, por mucho que lo creas tal vez no sean de tu incumbencia. Todo esto suena bastante peor de lo que es en realidad XD En general he aprendido a preocuparme más por mí misma sin dejar de lado a quienes tengo alrededor (o al menos eso creo...). Ah, bueno, también me he vuelto mucho más egocéntrica, pero no es mi culpa, estoy mucho más buena que antes de entrar en la uni XDDD

Con esta pequeña dosis de ego os dejo por hoy. Creo que esta es la segunda entrada del año :D Así que... ¡hasta más ver! Ya sabéis, podéis comentar lo que queráis y contarme vuestras vidas en los comentarios. Opiniones y vivencias y todas esas cosas :D ¡Siempre son bien recibidas!

5 comentarios:

Em.Lorenzo dijo...

vale que estés más buena pero vaya egostión me ha rebotado y todo.
Te quiero pequeña (=

Liz Harker-Lux dijo...

Jajjaja sí, me apetecía marcarme un egostión como dices tú XDDDD

(K) Loviu chu!

Nat dijo...

Títulos sensacionalistas.

Debo decir que a mi me sigue costando horrores soportar los tacones más de 4 horas seguidas.

Pero te quierooo.
(L)

Liz Harker-Lux dijo...

No sabía que el link de la entrada fuera a cortarse justo por ahí! Sigo diciendo que no es mi culpa XD

Yo, en concreto esos tacones, los aguanto bastante bien. En general mejor botas que zapatos (por aquello de que no se me salen XD)

Yo tb te quieroooo (K)

Anónimo dijo...

me he reido muchooooo, muchooooo, mucho y si, sin duda alguna los años de universidad
en fin son cojonudos.
Un beso pequeñaja.Nani

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