¿Alguna vez te has mordido la lengua por no decir un comentario absurdo? ¿Te han respondido "tutuplás" ante un chiste malo? ¿Todo lo que piensas tiene sentido en tu mente pero nadie parece entender cómo lo explicas? No te preocupes, es normal. Este blog está para todo lo que se te ocurre y no encaja en ninguna parte. Para todo lo que quieres decir... y nunca dices.

sábado, 27 de marzo de 2010

Cuando quieres un dios griego

Menuda semana más friki llevo. No he escrito nada desde el domingo, y no porque no tuviera nada que contar, no. El miércoles quise hacer una entrada sobre todas esas veces que intentas ponerte a hacer un trabajo y no lo consigues... pero no cuajó, no me motivó lo suficiente. Así que me he dedicado a ocupar gran parte de mi tiempo libre haciendo algo que no imaginaba que haría nunca.

Antes de nada, sabed que voy a hablar de uno de esos miles de recuerdos de mi infancia que de vez en cuando suelto así a la ligera. Se llamaba Ares, y salía en Los viajes de Hércules y en Xena, la pricesa guerrera. No me parecen series grandiosas pero son dos de las muchas que veía (entre otras como Yo y el mundo, La familia crece, Las gemelas de Sweet Valley o todo lo que pusieran de las gemelas Olsen). Sin contar todas las que viera a mediodía, claro. Pero el caso es que ya desde que salió en Hércules, Ares me cautivó. Y ahí me tenías a mí, con ¿cuánto? ¿Siete u ocho años? Viendo Hércules al volver del cole y pensando que a ver si alguna vez ganaba Ares en vez de él. Porque Ares era un dios, Ares debía ganar alguna vez, aunque sólo fuera una. Además no era un dios cualquiera, era el dios de la guerra, y Hércules sólo era medio dios, así que sigue sin tener sentido, a día de hoy, quince años después de que empezara la serie, que Ares no consiguiera nunca sus objetivos. Pobre Ares.

Pero no era sólo que Ares tuviera ese encanto extraño (que supongo que lo tendría porque era el único malo, aparte de Hera, una diosa madurita con bastante estilo que tenía tendencia a cotillear desde las alturas con ojos de pavo real, o algo así), sino que además es que era guapo, condenadamente guapo. Cuando se me pasó la "fiebre" (véase bien el entrecomillado) de ver Hércules, empecé a ver Xena porque molaba mucho más. Y Xena ya me pilló un poco más mayor, supongo, la veía por las mañanas en La 2, como habréis hecho la mayoría de los de mi generación, así que no tratéis de ocultarlo ahora porque estéis dando cosas como Edición o porque seáis unos pro de las pelis de los últimos años ypenséis que en Xena los efectos eran cutrísimos y que además la serie era mala. Porque si lo analizas ahora, puede que tengas razón, pero es que Xena también tiene quince años y para su época los efectos tuvieron muy buena acogida. En fin, que me lío. Yo quería defender estan serie con uñas y dientes y en especial a mi querido Ares.

Como bien dijo la señorita Havok, tengo cierta predilección por los hombres barbudos. Y por barbudos no entendemos tíos a lo náufrago, ¿vale? Hay términos medios. La cosa es que he descubierto esta semana de dónde viene esa fijación mía. ¡De Ares! ¡Está claríiiiiisimo! Ares era moreno, de ojos marrones y con barba (y tenia una excelente forma física, hay que decirlo). Y a partir de Ares, casi todos los actores que me han parecido guapísimos han sido así, de ese estilo, por lo que he bautizado a esos rasgos físicos en conjunto como "rollo Ares" en una conversación telefónica con mi querida B*. Bueno, y al margen de eso, en general su cara era como de... de tío capullo, pero aunque fuera bastante capullo en general, quería mucho a Xena y a su manera trataba de hacer que ella lo viera (claro, si intentas que una mujer enloquezca y mate a su madre entre otras cosas, sólo para que se haga tu reina... tío, qué quieres que te diga, te pierden un poco las formas por muy divino que seas).

Supongo que a partir de Ares no sólo me dio por los tíos "rollo Ares", sino también por los personajes condenados, malos o no bien vistos por el resto de caracteres de una serie. Y de ahí sale también mi extraña idea de la redención de los malos (en ficción, siempre hablando de ficción, los malos del mundo real son mucho peores). Así que algún día os hablaré de Spike, Drusilla, Darla y Faith, cuatro personajes de Buffy, cazavampiros a los que les tengo también bastante cariño =)

Bueno, si alguien se pregunta qué es lo que finalmente he hecho esta semana, sólo diré que Ares sale en 31 capítulos de Xena... y que me faltan muy poquitos por (re)visionar.

Invito a quien quiera a comentar sobre esa-serie-que-ves-y-que-nadie-quieres-que-sepa-que-ves. ¡Sé que tú también tienes un pasado oscuro!

domingo, 21 de marzo de 2010

"Liz is out of reallity"

- Dijo la única persona con la que he hablado regularmente este puente.
Llevo sola en casa desde el viernes por la mañana, cuando mis padres se fueron al pueblo. Me despertaron ligeramente y me hablaron, como siempre, mientras yo seguía medio dormida. Así que lo más que recuerdo es a mi madre diciéndome "Nos vamos, cariño. Te dejo el pollo para un día, los canelones para otro..." Y también sé que me trajo un vaso de leche a la cama (detalle que mi madre siempre ha tenido desde que soy un mico, y que se agradece como nada. Puede intentar despertarme de 30 formas distintas, pero son sólo oler el colacao calentito ya me incorporo de golpe cual protagonista de telenovela en mitad de un sueño: "¡Ricardo Alberto José, estás acá!").

Y es que, para no haberme pasado nada en todo el finde, he descubierto unas cuantas cosas. Primero, que estar absolutamente sola es agradable cuando se trata de un dia, pero tres, sin hablar con nadie, resultan un tanto agobiantes. Entendiendo por "absolutamente sola", eso exactamente: no tengo ni animales siquiera, y no he salido a la calle excepto para comprar (y porque andaba escasa de pan de molde, un gran sustento cuando no quieres preparar... bueno, algo como un perrito caliente).

También he aprendido, viendo uno de los cinco capítulos que vi ayer de Being Erica, de que las relaciones cambian siempre, y de que no hay que impedirlo. Puedes hacer que sigan un cauce u otro, y con eso ya las estarás haciendo cambiar. Y si no les permites cambiar, mueren. Porque quién me iba a decir a mí que una relación de seis años con mis mejores amigas iba a cambiar tantísimo en tan poco tiempo, en cuestión de meses. En realidad me lo habían dicho unas cuantas personas, entre ellas mi madre y Spike. Supongo que la madurez implica los cambios de gustos en muchos aspectos, y si los cambios son muy bruscos las relaciones se rompen, porque son frágiles en el fondo. Porque dependen de nosotros. "La gente se va distanciando. Es algo que tendrás que asumir". Mi problema, como supongo que será el de muchas otras personas, es que no suelo encajar bien esos distanciamientos. O el orgullo me puede y poco a poco la brecha es mayor, o me hundo tan fácilmente que soy yo la que parece estar distinta. En fin, todo esto es una pequeña divagación mental, un caos en mi cabeza del que no quería hacer partícipe a nadie pero del que necesitaba dejar constancia en alguna parte.

Y también he hablado con mi abuela. Muy poco, porque mi abuela llama, pregunta uno a uno por los que puede preguntar de aquí, y decide que es suficiente (y cuelga casi, ¿eh?). No es que me haya dado cuenta de algo importantísimo con esto de hablar con mi abuela, pero creo que ella merece una mención.

Pero ¡eh! También he aprendido cosas de clase, como por ejemplo que no hay que comparar las sociedades disciplinarias con las de control, sino que hay que buscar armas que nos sirvan contra ambas. Y cosas sin sentido, como que un sandwich de nocilla (Hacendado) a las 8 de la mañana sienta estupendamente, y que lo mejor no es ni el msn, ni el teléfono ni la webcam, sino todo a la vez. Ah, y que dibujar con el touchpad, por si no estaba claro, es chungo. Al margen de esto, puedo decir que un "Lizbeth, anímate" tiene sus efectos aunque no se vean mucho.

Por último, diré algo que quien me conozca sabrá más que de sobra: Amy Lee con un piano es aún mas increíble cuando la escuchas de madrugada.

viernes, 19 de marzo de 2010

=)

Tras una intensa tarde entre galletitas saladas, Microsoft Word y fotos de navegadores web, creo que puedo decir que me alegro de no haber sido una ingeniera informática. No me malinterpretéis, no tengo nada en contra de los ingenieros informáticos. Es sólo que al ritmo que como cuando hago trabajos no cabría en mi silla en cosa de un mes si tuviera que hacer las cosas que les mandan a los ingenieros.

Pero todo esfuerzo tiene su recompensa. He visto dos capis de Being Erica y me siento feliz al haber recuperado el ritmo. He hablado de esta serie en algún sitio más, pero es que no me canso de hacerlo. Me parece una serie muy agradable (y la palabra es agradable exactamente). Me encanta su protagonista, que aunque comete muchos errores no suele faltar nunca a sus principios. Y se arrepiente mucho si lo hace, y precisamente de eso va la serie. Un buen día, Erica conoce al Dr. Tom, un terapeuta peculiar que la llevará a su propio pasado para enmendar determinados errores.Como ya he dicho en alguna ocasión, me encantaría tener una puerta al pasado. Sigo diciendo que Being Erica es una serie muy recomendable a pesar de que pueda parecer que su argumento está muy visto, no es complicada de seguir y no tiene su base en cuál será su próximo novio (aunque como en la gran mayoría de las series, siempre esperas que surja algo con alguien).

Os dejo la última frase del capítulo cuarto de la segunda temporada. Un buen capítulo con un taiwanés que quita el hipo, puede corroborarlo Miss Havok.

"Riesgos. Nuestra manera de verlos dice mucho de nosotros. Cada día, a cada momento, calculamos y evaluamos, debatimos y decidimos. Pero si lo pensamos bien, la verdad es que en cuestión de riesgos lo único que importa es tener claro cuándo nos conviene arriesgar."

Venga, no puedo ser la única a la que Erica le parece adorable.

jueves, 18 de marzo de 2010

Oda a un abrigo ruso

No todos los días experimenta una tantas emociones distintas. En menos de 24 horas he reído como una loca (muy bajito para que no se me oyera), he llorado en absoluto silencio, he querido matar a alguien, he sentido los nervios previos a casi perder un autobús para alcanzarlo finalmente, y he tenido una enorme sensacion de felicidad cuando al llegar a clase de Edición aún era de día. Soy una de esas personas cuyo humor mejora cuando lo hace el tiempo, qué le voy a hacer.

La primavera se acerca, pero antes tenemos que pasar ese período que mi madre, mi abuela y mi tía llaman "entretiempo", un período un tanto cansino si te gustan los climas más extremos, pero estupendo si prefieres sufrir un poquito para poder conjuntar una gran variedad de prendas que no van a quedar ocultas bajo un abrigo.

Aunque eso sí, mi maravilloso abrigo largo, apodado el ruso en mi casa (y que ya sé que no es mío, sino de mi hermana) me mira como diciendo: "Ya te quieres deshacer de mí. Pasa el mal tiempo y me olvidas". Pero ¿qué otro abrigo me ha dado a mí esa apariencia entre Trinity y una Mina Harker de nuestro tiempo? Debo estarle muy agradecida a ese abrigo. No sólo hace alta y delgada (y anchísima de hombros, eso también, que lleva hombreras) sino que da una apariencia bastante "distinguida". Ir en carnaval con una falda de tubo, un corsé. unas botas (atuendo normal para un finde cuando salgo) y llevar ese abrigo hace que no necesites disfraz. Te pintas como siempre, te remarcas un poco las ojeras (las mías son taaaaan naturales... y tan bonitas), te haces un par de heridas con pintalabios fijo en el cuello y te recoges el pelo en un moño. Et voilà! Una Mina actual.

Pues no sé a dónde quería llegar con este post. Todo el mundo ha salido hoy porque mañana es fiesta, pero yo estoy desganada y a la vez a gustísimo en mi casa, y pienso ponerme a probar algún programa de los que traía Digital Camera en enero, así que os dejo.

Si no retoco ninguna foto, por lo menos espero escribir algo decente esta noche. Deseadme suerte ;)

Being Liz

PD: B*, me parece fatal que no podamos echar la tarde mañana de compras con el dinero que no tengo. Fatal, ¿eh? Pero te quiero.

PD2: Pongo el nuevo banner de Ojos Grises, hecho con una fotografía de mi maquillaje :P y bastante retocado (con la colaboración de Miss Havok y Nanat en clase).


martes, 16 de marzo de 2010

maridosengoogle.com

- Esto sabe a verdura- dijo Liz -. Estoy segura de que la verdura sabe así.
- Buena aclaración - convino Mis Havok -. No sé, yo suelo mojar un poco la yema del dedo. Y digo "esto está dulce". Y me voy.

- Los calcetines traman algo - insistía Princesa Consuela -. Va en serio, los calcetines traman algo.
- ¿Qué estáis haciendo? - preguntó Nanat intentando dejar de pensar en calcetines.
- Buscamos un marido rico en Google :D - explicó Liz.
-Adiós - dijeron a la vez Princesa Consuela y Nanat. Y, cual internet de Enjuto, se fueron. Tras unas risas, Miss Havok y Liz siguieron buscando, porque en Google se encuentra todo. ¡Si no sale en Google, no existe!, dijo un día un profesor.

Quizá debieran buscar en Google si se avecina algún apocalipsis de calcetines (también llamado calpocalipsis). Quién sabe.

Tras la tarde con la convaleciente Miss Havok y dos noches escuchando la discograía de Cranberries, puedo decir tres cosas:
1-. Me exasperan sobremanera los trabajos absurdos.
2-. Debemos reivindicar la procrastinación (creo que se escribía así), al igual que hicimos el año pasado.
3-. Dolores O' Riordan va a ser mi nueva dark diva (aunque no es muy dark... pero no es una diva a lo Beyoncé tampoco, ¿no?)

Porque bueno, ya se sabe que cuanto más se intenta hacer algo menos se hace. Al menos eso nos sucede a las futuras almas errantes como yo (alma errante porque siempre me propondré llegar a algún sitio pero siempre habrá alguna nube que me parezca cómoda para descansar un ratito).

Y no sólo eso. Me encanta preocuparme por cosas que no me incumben y/o que no son necesarias y desatender las mías. No sé hasta qué punto eso es ser egoísta o no serlo, pero al final hago mis tareas cuando tengo que hacerlas (más o meeeenos...). Porque ¿de qué sirve no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy, si eso te va a impedir hacer lo que, por el motivo que sea, realmente no puedes hacer mañana? Véase: asistir a un concierto, ir a llevarle chuches a alguien, dar un paseo por el parque, rodar por una ladera, cosas así, de las que luego recuerdas con gusto. Si vas a pasar ocho horas con algo que no te guste, asegúrate de pasarlo bien tanto antes, como después.

Ay, cómo rulea la Dolores. Si a alguien le apetece ver las fotos que subí del concierto, que pase por mi flickr ;)

Amor/odio con el pelirrojo

Después del incidente de ayer en el metro, debo decir que hoy he visto algo que me ha llamado mucho la atención. Estaba en una de las paradas esperando a que las puertas se cerraran y el tren reanudara su marcha, mirando hacia Claire (el libro que me ha dejado la señorita Nanat). Pero como afortunadamente existe la visión periférica o como quiera que se llame, he visto que algo muy brillante y muy naranja pasaba por delante de mí.

Levanto la cabeza y veo la melena pelirroja más bonita que he visto nunca en persona (Simone Simmons no cuenta, obviamente). Mira que yo al pelirrojo, entendiendo por pelirrojo el anaranjado clásico, siempre le he tenido bastante tirria. No porque no me guste sino porque mi pelo siempre acaba teniendo pequeños destellos cobrizos bajo el sol (y bajo la luz de mi cuarto de baño, de la que siempre me he fiado), por mucho que me tiña de negro azulado, negro violín o negro a secas. En fin, el caso es que según he visto esa melenaza he pensado "Oh, dioses" y he deseado teñirme. Pero sé que el pelirrojo o cualquiera de sus variantes (aunque sea rojo profundo fuego y tal y cual y pascual) no es para mí, porque cuando cualquiera me dice "No te tiñas de negro o no te podrás deshacer de él nunca", sé que en realidad quiere decir "Huye del cobrizo y sus derivados". Desde la primera vez que me teñí (pelirrojo, vale, fue un error mío), el pelirrojo me persigue.

Dirás que a dónde quería llegar con todo esto. Lo cierto es que tan sólo me pregunto:
a) ¿Cómo consigue esa chica tener un pelazo así? Y mira que mi pelo es uno de mis pequeños orgullos (¡viva el ego!), pero no sé, el suyo era como más... más de todo.
b) ¿Por qué nunca la había visto antes, si va a mi universidad? Me habría fijado en una melena como esa aunque estuviera en pleno apogeo de mi época antirrojizos.
c) ¿Se habrá sentido acosada? (He de explicarme. Cuando algo me llama la atención, como todo el mundo, lo miro. El problema es que eso puede parecer acoso cuando vas en el metro y levantas la vista de tu libro unas diez veces para mirar el pelo de alguien que ¿hola? No sabe que lo que miras es precisamente su pelo)
d) ¿Debo teñirme de pelirrojo, cobrizo, rojo intenso o como quieras llamarlo, sabiendo que he sacado de mi hermana esa absurda tendencia a no perder el pelirrojo en mucho tiempo, pero sabiendo también que sería una gran forma de mantener un color sin necesidad de teñirme con mucha regularidad? (Lo sé, esta pregunta es demasiado larga)

En fin, tras esto, debo hacer un llamamiento a la pelirroja del metro. Necesito enterarme de cómo mantiene esa cabellera sin perecer en el intento. Porque además tenía el pelo súper bien arreglado, o eso me ha parecido. Liso con ondas, y recogido en la parte del flequillo hacia atrás.

Ay, podría pasar tantas horas hablando de nimiedades como ésta...

Liz

PD: Esto no tiene nada que ver con lo de la pelirroja. Pero tengo que decirlo. ¡Hoy me han quedado los ojos divinos! Hasta les he hecho fotos. Y cuando he llegado a clase Nanat me ha dicho "Me encantan tus ojos". Y ahora lo acaba de repetir, así que supongo que no es cosa mía. Ay, cómo me suben el ego estas cosas.

lunes, 15 de marzo de 2010

Anécdotas que dan rabia

Hoy es un día normal. He tenido uno de esos despertares normales por cortesía de mis padres. No sé si a vosotros os ha pasado alguna vez:
Mamá: Hija, ¡levántate! ¡Despieeeeerta! - corre hacia tu cama y de pronto te hace cosquillas. Nunca entenderé de dónde las madres sacan tanta vitalidad por las mañanas.
Liz: Aaauugggg.
Mamá: Venga, cariño, ¡arriba!
Liz: Mamá, ¡estoy durmieeeeeeendo! ¡Apaga esa luz cegadora! - es difícil entender esto si no has dormido en mi cama nunca (cosa normal si eres lector de mi blog). La cama está frente a la puerta y la ventana del cuarto de mis padres tiene cortinas blancas y está justo delante de mi puerta. Vivimos en un piso de esos jodidamente luminosos y la luz entra en mi cuarto y por consiguiente hacia mi cama como si de una aparición maravillosa se tratara. Fin de la explicación.
Mamá: Hoy te vienes con nosotros a mirar los muebles para el baño. ¡Así que vete espabilando!

La voz de quien sea, por las mañanas, me suele resultar muuuuy muy molesta. Excepto la de B* y la de Mina, que saben cómo despertarme.

Después de esto, me he adormilado otra vez y he tenido un sueño muy extraño. Quien me conozca sabrá que mi sueño recurrente es el de tener niños (sí, de pronto ¡pumba! Dos críos suelen ser, además). El caso es que el de hoy ha sido rarito, porque había un murciélago blanco con muy mala leche que me mordía en una mano. Yo intentaba lanzarlo por los aires y entonces él volvía y de pronto alguien lo convertía en una niña preciosa, rubia con ojos azules, pero malvada. Yo estaba segura de que la niña ocultaba algo (¡¡¡¡¡el Anticriiiiiiistoooooooooo!!!!!), pero aún así la sentaba en mis rodillas y la achuchaba y le daba todo mi amor de madre adoptiva que acaba de tener a su primera hija de un murciélago.

Y entonces algo volvió a despertarme, pero no sé si fue mi madre o el técnico que estaba arreglando el telefonillo. Así que nunca podré saber si la niña era malvada o no de verdad.

¿Qué más me ha dado rabia hoy?
Un kinki en el metro. Y por kinki entiendo el típico pintillas cutres, con voz de colgao y un morro por los suelos, encendiéndose un porro en el vestíbulo (sí, el vestíbulo) del metro. Con los guardias delante.

Qué mal está el mundo.

Faithza

domingo, 14 de marzo de 2010

¿Por qué "la mala"?

¡Cibersaludos!

En primer lugar, me presento. Me llamo Liz y me podéis encontrar en distintos sitios que ya veréis en mi lista de enlaces (tengo que hacerme publicidad). Tengo más nombres, véanse:


-Faithza (mi primer nick con trascendencia, lo uso cuando estoy seria). De Faithza, Faithzy y Faith.
-Devil's little sister (si odio al mundo).
-Lilith (para algunas personas, rollo confianza y tal).
-L* (sólo para B*).
-Amore/cosa/petarda (para las niñas).
-Downtown Girl (recién estrenado apodo *.*)
-E... (el nombre que mis padres me dieron, nombre que no utilizo en la red).

En lo que llevo de vida (soy joven, sí) he sido más cosas, pero ahora mismo sólo recuerdo las que no vienen a cuento.

Tras esto, procedo a explicar quién es la mala. La mala es ese personajillo que existía en muchas películas Disney (y no Disney) y que a todos nos solía caer mal. Este blog se llama "La mala de la película" en honor a esos personajes. Si os fijáis, la mayoría de las veces las princesas eran rubias, buenecitas y prácticamente tontas (lo que no quita que yo las quiera igual, ojo). Pero ¿qué hay de la mala? ¿Qué buscaba Lady Tremaine si no era una buena posición para sus hijas antes que para su hijastra? ¿Acaso no hemos buscado todos alguna vez ser atractivos como la madrastra de Blancanieves? ¿Es que nadie entiende que es normal que a Campanilla se la coman los celos cuando ve a Wendy? Y lo más intrigante: ¿quién le puso los cuernos a Maléfica para amargarla de por vida?

Todas esas malas tienen sus principios y sus objetivos tan claros como las princesas (a las que sigo querieeeeendo, sí). El problema era que por defenderlos solían pasarse (lo de la manzana estuvo mal, lo del huso de la rueca también estuvo mal, y romperle el vestido a Cenicienta fue un delito mayor).

Al margen de este pequeño homenaje, debo explicar a cuento de qué viene este blog. Aquí voy a contar o mencionar de pasada (según me dé) todo aquello que me crispe, me guste, me parezca raro o me dé igual. Y dicho esto, os dejo por hoy, creo. Tal vez vuelva en un rato.